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España España · Sevilla
Voto de Atlantis:
6
Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
27 de octubre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno piensa al contemplar los primeros impactantes minutos de esta película, donde se suceden breves escenas ralentizadas de factura tan bella como tenebrosa, que se prepara a ver una obra más propia de un museo que de una sala de cine. Contundente inicio y efectivo preludio que pone en situación al espectador ante lo que va a encontrarse.

La tragedia y el pesimismo cubren toda la historia como una capa oscura cada vez más espesa que va cerniéndose sobre las vidas de las hermanas protagonistas. Justine no sabe ser feliz. Vive en una eterna depresión, en una búsqueda infatigable de su propia infelicidad. Claire teme la colisión contra la tierra de un misterioso planeta que había estado oculto todo el tiempo tras el sol. “Melancolía”, un planeta azul (blue, triste). Justine no teme esto. Hace ya tiempo que ese planeta eclipsó su sol y, con satisfacción, espera que colisione también contra su hermana, para satisfacer así ese particular y egoísta sentimiento que tenemos las personas cuando estamos tristes, de que el resto del mundo también lo esté.

El metafórico argumento muestra con violencia y crudeza las devastadoras consecuencias de la pérdida de la ilusión por la vida. Siguiendo la senda iniciada con brillantez por Ingmar Bergman, dentro de este sub-género que podría denominarse “existencialismo nórdico” en constante exploración de las doctrinas de Kierkegaard, Lars von Trier firma una película escalofriante y depresiva, donde las concesiones al tormento que provoca hay que buscarlas en la puesta en escena, concretamente en la fotografía, predominando la mencionada introducción, en una ambientación en preciosos escenarios, y en la música, con el inquietante preludio de “Tristán e Isolda” de Richard Wagner como telón de fondo. La combinación de estos factores con las interpretaciones, sentidas y emocionantes, de Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg, logran crear una serie de sensaciones contrarias; un remanso de paz en la tristeza, belleza en la desilusión y en el fin de la esperanza.

El provocador Lars von Trier, siempre más interesante detrás de las cámaras que hablando delante de ellas, mueve su desencadenada cámara entre las rencillas familiares y los sentimientos más desesperados en un remoto castillo, perdido entre bosques y brumas. Desde el concurrido salón de celebraciones con la rancia boda –con grandes interpretaciones de conocidos nombres como John Hurt, Stellan Skarsgard o Kiefer Sutherland-, hasta la más absoluta soledad del resto de habitaciones, el autor logra algo no carente de mérito: el conseguido retrato de un sentimiento.
Atlantis
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