La verdad es que la película en sí no es gran cosa. Simple, sin grandes interpretaciones ni giros inesperados que te hagan estar permanentemente atento. El hecho de que desde el primcipio se sepa cómo termina todo, hace que se pueda disfrutar de otras cosas, realmente valorables. Entre otras, especialmente la cadencia con la que transcurre la película. Me encantó cómo, sin pecar en lentitud, el director se para en momentos geniales, en los que, especialmente por parte de Angel de Andrés, las caras y los gestos de los protagonistas cuentan más que otras muchas películas enteras. He disfrutado un montón con cada escena de ella. La ambientación de la película es buena, aunque en ciertos momentos se cae en estereotipos rancios, pero en general la película me gustó. Es de esas películas en las que más allá de la trama, merece la pena disfrutar de todo lo que pasa en cada momento, como si fuesen muchas películas juntas.