¿Quién no recuerda la magia de aquellos cuentos tradicionales que de pequeños nos contaban una y otra vez? No importaba que ya los hubiéramos escuchado cien veces, siempre queríamos volver a vivirlos.
La Disney fue la primera compañía cinematográfica en materializar en dibujos animados los cuentos tradicionales, dando color y forma a nuestros sueños infantiles. Y comenzó su andadura de gigante por este género con este clásico de la animación. Disney acertó de pleno cuando decidió plasmar el mundo imaginativo de los cuentos y crear películas cuyos destinatarios son los niños y todos los que conservan su espíritu infantil.
Blancanieves supuso un paso enorme, la creación del primer largometraje hecho enteramente con dibujos artesanales, gracias al trabajo de muchos dibujantes. Cuando todavía el cine se creaba artesanalmente, sin la ayuda de ordenadores ni de industrias expertas en efectos especiales, la Disney se erigió en uno de los referentes y en una de las grandes compañías cuyo poderío continúa hasta hoy.
Blancanieves posee la magia de lo primerizo, de aquellos primeros largometrajes de dibujos animados que comenzaban a encandilar al mundo. Con una animación muy lograda y una banda sonora digna del bonito musical que es esta película (y en esa línea siguió Disney durante muchas décadas, creando hermosos musicales de animación), esta película pasó a los grandes clásicos que todas las generaciones han visto alguna vez en su vida.
Muchos hemos crecido con dibujos animados como éstos, que están tan arraigados en nuestras raíces que, como he leído en otras críticas a series o películas clásicas, están fuera de discusión, sencillamente. Sea como sea, nos han marcado y están tan adentro que la razón no puede sobrepasar al corazón.