Tal como dice Pablo Kurt, esta serie supone una desmitificación de la familia típica americana, descubriendo las hipocresías, los grandes defectos y los falsos mitos que se suelen construir en torno a la institución más básica de la sociedad.
Aparece una familia típica: el marido, la mujer, los hijos, con los típicos parientes, vecinos y otros personajes que suelen acompañar a las familias. Pero el arquetipo de familia feliz e intachable brilla aquí por su ausencia. El marido, un hombre vulgar y corriente, está aburrido y resignado a su vida rutinaria carente de chispa y alicientes; la mujer, sin el menor atisbo de cerebro, una nulidad como ama de casa y feliz en su mundo simple; la hija mayor, una chica guapa sin más cerebro que su madre y que sólo se preocupa por la moda y por conquistar chicos; el hijo menor, un botarate que lleva el mismo camino que su padre; los vecinos, un matrimonio que se entromete continuamente y que tampoco destaca por su lucidez; y otros personajes igualmente mediocres.
Con su humor ácido y esperpéntico, esta serie destripa el sueño americano y lo desposee de todo el glamour y el atractivo que siempre se le presupone.