El corazón es un músculo que late de forma autónoma siguiendo impulsos eléctricos. Pero puede ser alterado por los distintos estados emocionales, de modo que lo que sentimos en cada momento influye en su manera de funcionar.
Así que se puede decir que en cierto modo el corazón siente. Si no... ¿Por qué cuando uno se enamora este músculo se desboca como un potro? Y cuando uno está agobiado por la tristeza... ¿Por qué parece doler ahí en el pecho? Los científicos dirían que se trata de simples reacciones instintivas que preparan el organismo para responder ante estímulos que provocan miedo, excitación o sufrimiento.
Pero la ciencia no lo explica todo en cuanto al cuerpo humano se refiere.
¿Puede el amor destruir un corazón enfermo, o hacerlo revivir?
Adam se aferra a su frágil órgano pulsante, ése que le regaló el rey de los mandriles según la versión de la madre Camilla, la única madre que el chico conoció en el orfanato. Ha llegado a su adultez solitaria de semiángel silencioso, apenas una sombra casi invisible que friega la vajilla en un restaurante sin que nadie se fije en él. Pero él sí se ha fijado en Caroline, una linda camarera inestable que suele dejar sus planes a medias y cuyas relaciones nunca cuajan. Adam la adora en secreto, la protege sin que ella lo advierta. Cuando una noche dos tipejos la atacan mientras la chica vuelve a casa, su protector la rescata, probablemente lo más audaz que ha hecho nunca. Caroline entonces empieza a acercarse a su tímido compañero de trabajo y ambos descubren en el otro su mitad, su complemento, la cura para el corazón.
La verdadera enfermedad del corazón es no haber amado nunca.