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Voto de Vivoleyendo:
10
Drama Adaptación de la novela homónima de Harper Lee. En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva y ... [+]
6 de febrero de 2009
54 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas veces he admirado a mi padre, y me he sentido orgullosa de ser su hija. Porque es un buen hombre, un hombre honesto que se cuenta entre esas personas constructivas y que logran que la sociedad sea un poco mejor.
Por eso entiendo cómo se sentirían Jem y Scout Finch al ser testigos de cómo su padre se encaraba con el pétreo muro de los prejuicios, cómo andaba con la cabeza bien alta entre gentes de escasas luces que alimentaban absurdos e irracionales odios, para defender a los agraviados y clamar justicia en un país donde la justicia se medía por el rasero del color de la piel, de los orígenes, del dinero, del poder y, en resumen, de los que tenían la sartén por el mango.
Atticus Finch debía de ser, a los ojos de sus hijos, un pequeño David que hacía frente, con su escueta honda, a un Goliat del tamaño de una montaña. Luchando bravamente, pese al gigantesco obstáculo que el Sur le imponía, portando simplemente con el arma de sus principios.
“Hay hombres en este mundo que han nacido para cargar con las tareas desagradables de los demás.” Atticus Finch asumió esa carga sobre sus hombros, y la soportaría hasta el final. Porque él era una de esas personas que, como se suele decir, tienen agallas, riñones, coraje. Que los tienen bien puestos.
Para unos niños, no debe de haber muchas cosas más dignas de admiración que ver cómo su padre mantiene a raya a las fieras sin perder jamás la compostura y espetándoles a la cara toda la dignidad con la que deja al descubierto la vileza de quienes envenenan el mundo con sus actos mezquinos.
En un estado sureño, en plena Gran Depresión, dos hermanos, que cuentan con el impagable ejemplo de ese gran hombre que es su padre, aprenden a quitarse el velo de los dañinos prejuicios.
Muchas veces juzgamos por las apariencias, antes de conocer. Y hay quienes llegan mucho más lejos que eso. Hay quienes no vacilarían en eliminar a otros semejantes por el simple hecho de que tengan la piel de un color diferente. Y que no dudarían en ampararse en el poder que les concede un Estado y una “Justicia” igualmente lastrados.
La justicia no es ciega ni sorda. Casi siempre se inclina hacia el lado que más le interesa y le conviene.
Atticus es de los pocos que tiene como objetivo impedir que ese sistema corrompido se perpetúe.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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