Media votos
7,0
Votos
2.208
Críticas
1.745
Listas
37
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Vivoleyendo:
8
6,4
1.751
Drama. Romance
En vísperas de la guerra civil estadounidense (1861-1865), el idealista profesor John Wickliff Shawnessy abandona a Nell Gaither, su amor de juventud, e inicia un apasionado romance con Susanna Drake, una rica y hermosa sureña de Nueva Orleáns, que acaba en boda. Una vez casados, John averigua que la madre de Susanna murió en un asilo para enfermos mentales y empieza a temer que se trate de una enfermedad hereditaria. (FILMAFFINITY)
2 de abril de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La división y el enfrentamiento entre los estados del Sur que basaban su economía y estilo de vida en la esclavitud, y los abolicionistas del Norte, marcó un antes y un después en la historia de Estados Unidos. Tal ha sido su huella, que las repercusiones continúan haciéndose notar en la actualidad. La principal potencia mundial acoge a una gran variedad de gentes de toda procedencia, y la marginación y discriminación de ciertas etnias continúa siendo un problema de difícil solución. Los negros, por ejemplo, aún tienen un largo camino que recorrer para la igualdad. El Sur no se ha desembarazado todavía completamente de unos prejuicios que se anclaron en el pasado.
El caso es que el asunto de la esclavitud, la Guerra de Secesión y el racismo contra los afroamericanos fue tan conflictivo que el país entero sufrió graves consecuencias, y ello redundaría en la vida corriente, en el pensamiento y en el sentir popular. Abundante literatura se ha escrito sobre el tema, y buena parte de ella ha sido trasladada al cine. La más exitosa no necesita presentación, porque es de sobra conocida: “Lo que el viento se llevó”, de Margaret Mitchell. El triunfo, tanto de la novela, como de la versión cinematográfica, sentaría un precedente imbatible.
Dieciocho años después de que las aventuras de la sureña Scarlett O’Hara conquistaran el panorama, Edward Dmytryk se atrevió con otra superproducción con la Secesión como fondo, pero desarrollada en su mayor parte en territorio de la Unión, de los yanquis, enemistados sin solución con los Confederados.
En el ficticio condado de Raintree (Indiana), existe una leyenda sobre un árbol dorado que proporciona la felicidad a quien lo encuentra. Los lugareños están orgullosos de su leyenda local, como si fuese una rareza con la que presumir ante los foráneos. Pero la mayoría no cree de veras en ella, ni se toma en serio el mensaje subterráneo.
Excepto, tal vez, John Shawnessy, un joven soñador que está convencido de que podrá localizarlo. Su búsqueda del “raintree” será más importante de lo que pueda llegar a advertir, porque seguirá intentándolo aún cuando piense que ya lo ha olvidado. Para buscar el raintree no hace falta meterse en el pantano de la región hasta la cintura. Basta con perseguir la felicidad y no preocuparse por el destino, sino por el trayecto. A menudo lo que el sendero ofrece es infinitamente más esencial y próximo que una meta lejana e improbable.
Y eso es lo que va aprendiendo nuestro extraordinario muchacho. A valorar los regalos del camino, aunque con frecuencia se obtengan con gran esfuerzo y con dolor. Tras las indecisiones y oscilaciones de su juventud risueña (en la que se divide entre el amor de su amiga de infancia, y el flechazo hacia una bella sureña que acaba de llegar), escoge y sabe ver el lado positivo de sus elecciones, y ama lo que construye. Donde muchos otros habrían fallado y se habrían venido abajo, él persevera y lo hace con alegría y dedicación.
El caso es que el asunto de la esclavitud, la Guerra de Secesión y el racismo contra los afroamericanos fue tan conflictivo que el país entero sufrió graves consecuencias, y ello redundaría en la vida corriente, en el pensamiento y en el sentir popular. Abundante literatura se ha escrito sobre el tema, y buena parte de ella ha sido trasladada al cine. La más exitosa no necesita presentación, porque es de sobra conocida: “Lo que el viento se llevó”, de Margaret Mitchell. El triunfo, tanto de la novela, como de la versión cinematográfica, sentaría un precedente imbatible.
Dieciocho años después de que las aventuras de la sureña Scarlett O’Hara conquistaran el panorama, Edward Dmytryk se atrevió con otra superproducción con la Secesión como fondo, pero desarrollada en su mayor parte en territorio de la Unión, de los yanquis, enemistados sin solución con los Confederados.
En el ficticio condado de Raintree (Indiana), existe una leyenda sobre un árbol dorado que proporciona la felicidad a quien lo encuentra. Los lugareños están orgullosos de su leyenda local, como si fuese una rareza con la que presumir ante los foráneos. Pero la mayoría no cree de veras en ella, ni se toma en serio el mensaje subterráneo.
Excepto, tal vez, John Shawnessy, un joven soñador que está convencido de que podrá localizarlo. Su búsqueda del “raintree” será más importante de lo que pueda llegar a advertir, porque seguirá intentándolo aún cuando piense que ya lo ha olvidado. Para buscar el raintree no hace falta meterse en el pantano de la región hasta la cintura. Basta con perseguir la felicidad y no preocuparse por el destino, sino por el trayecto. A menudo lo que el sendero ofrece es infinitamente más esencial y próximo que una meta lejana e improbable.
Y eso es lo que va aprendiendo nuestro extraordinario muchacho. A valorar los regalos del camino, aunque con frecuencia se obtengan con gran esfuerzo y con dolor. Tras las indecisiones y oscilaciones de su juventud risueña (en la que se divide entre el amor de su amiga de infancia, y el flechazo hacia una bella sureña que acaba de llegar), escoge y sabe ver el lado positivo de sus elecciones, y ama lo que construye. Donde muchos otros habrían fallado y se habrían venido abajo, él persevera y lo hace con alegría y dedicación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Cuando estalla la guerra y se multiplican las dificultades del protagonista, su carácter optimista y amoroso será decisivo en la lucha por salvar su hogar maltrecho.
Una historia de amores, juventud florida, belleza, ingeniosos diálogos (el divertido profesor es toda una institución de epicúrea filosofía), un hombre bueno, el pasado intolerable de una beldad perturbada que intenta ser feliz, una enamorada paciente, y el abismo entre el Norte y el Sur.
El Árbol de la Vida es de los que aguardan en discreto silencio en la espesura, de los que nadie necesita encontrar en realidad, porque cuando por fin han hallado la dicha ansiada, ésta es tan cegadora que impide ver el árbol de oro que está detrás.
O quizás lo que sucede es que uno ni se da cuenta de que lo ha tenido justo delante, porque ya era dichoso sin saberlo.
Una historia de amores, juventud florida, belleza, ingeniosos diálogos (el divertido profesor es toda una institución de epicúrea filosofía), un hombre bueno, el pasado intolerable de una beldad perturbada que intenta ser feliz, una enamorada paciente, y el abismo entre el Norte y el Sur.
El Árbol de la Vida es de los que aguardan en discreto silencio en la espesura, de los que nadie necesita encontrar en realidad, porque cuando por fin han hallado la dicha ansiada, ésta es tan cegadora que impide ver el árbol de oro que está detrás.
O quizás lo que sucede es que uno ni se da cuenta de que lo ha tenido justo delante, porque ya era dichoso sin saberlo.