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Voto de Vivoleyendo:
8
6,7
95.898
Terror. Intriga. Fantástico
Laura se instala con su familia en el orfanato en el que creció de niña. Su propósito es abrir una residencia para niños discapacitados. El ambiente del viejo caserón despierta la imaginación de su hijo, que empieza a dejarse arrastrar por la fantasía. Los juegos del niño inquietan cada vez más a Laura, que empieza a sospechar que en la casa hay algo que amenaza su familia. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2008
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradable sorpresa la que me ha proporcionado un director para mí desconocido: Juan Antonio Bayona.
Sin aportar nada novedoso al género de intriga y suspense, en el que se engloba este más que decente trabajo, sin embargo este drama sobrenatural alcanza con creces su objetivo: crear y mantener un clima siniestro y en ocasiones angustioso que no se remite a la clásica fórmula de los sustos fáciles. No esperen encontrarse ante una película de terror al uso con saltos en la butaca, gritos involuntarios ni palomitas desparramadas. Si ustedes llevan esa concepción en mente, y son de los que gustan del clásico género de terror gore, truculencia, monstruos y amenazas letales a la especie humana, entonces ésta, definitivamente, no es su película.
Y son precisamente esta clase de thrillers algunos de los pocos que consiguen conectar conmigo: los que juegan más con nuestras aprensiones, con nuestro temor a lo desconocido y a todo lo que nuestros sentidos no pueden percibir. Los que plantean la existencia de fenómenos que van más allá de nuestro entendimiento.
Jugando con elementos tradicionales del cine de suspense, Bayona sabe conjugarlos componiendo una oscura historia que, sin ponernos al borde del infarto, logra atrapar la atención de un espectador predispuesto a regresar a la ingenuidad de aquellos años en los que uno se dejaba deslumbrar por aquellos cuentos de terror contados a la luz de una fogata por un narrador eficiente (¿quién no tuvo, en su niñez, algún pariente o amigo con esa capacidad para provocar escalofríos con el único poder de un relato desgranado en la oscuridad?). Cuando escuchábamos aquellos relatos, arropados por una penumbra acechante que parecía acariciar con dedos de hielo, lo que realmente importaba no era el argumento en sí. Daba igual que lo hubiéramos escuchado docenas de veces, porque lo que lo que convertía esa vivencia en algo extraordinario era el modo en que nos la contaban, el clima de suspense creado a nuestro alrededor, las tinieblas en las que daba la sensación de que se ocultaban todos nuestros miedos. Era la entonación del narrador, su voz misteriosa, las pausas sabiamente distribuidas para aumentar los momentos de clímax, los cambios bruscos en el tono de voz, los gestos que enfatizaban las palabras, la luz tenue que proyectaba sombras movedizas, confiriendo a los rostros y a los objetos una apariencia amenazadora...
Si aceptamos volver a aquellos momentos en los que nos dejábamos envolver, fascinados, por el miedo a lo que estaba por venir, entonces estamos preparados para disfrutar de "El orfanato".
El guión, por otra parte, reinterpreta y ofrece una nueva perspectiva del mito creado por el dramaturgo J. M. Barrie que inmortalizó la leyenda de Peter Pan, Wendy y los Niños Perdidos.
Sin aportar nada novedoso al género de intriga y suspense, en el que se engloba este más que decente trabajo, sin embargo este drama sobrenatural alcanza con creces su objetivo: crear y mantener un clima siniestro y en ocasiones angustioso que no se remite a la clásica fórmula de los sustos fáciles. No esperen encontrarse ante una película de terror al uso con saltos en la butaca, gritos involuntarios ni palomitas desparramadas. Si ustedes llevan esa concepción en mente, y son de los que gustan del clásico género de terror gore, truculencia, monstruos y amenazas letales a la especie humana, entonces ésta, definitivamente, no es su película.
Y son precisamente esta clase de thrillers algunos de los pocos que consiguen conectar conmigo: los que juegan más con nuestras aprensiones, con nuestro temor a lo desconocido y a todo lo que nuestros sentidos no pueden percibir. Los que plantean la existencia de fenómenos que van más allá de nuestro entendimiento.
Jugando con elementos tradicionales del cine de suspense, Bayona sabe conjugarlos componiendo una oscura historia que, sin ponernos al borde del infarto, logra atrapar la atención de un espectador predispuesto a regresar a la ingenuidad de aquellos años en los que uno se dejaba deslumbrar por aquellos cuentos de terror contados a la luz de una fogata por un narrador eficiente (¿quién no tuvo, en su niñez, algún pariente o amigo con esa capacidad para provocar escalofríos con el único poder de un relato desgranado en la oscuridad?). Cuando escuchábamos aquellos relatos, arropados por una penumbra acechante que parecía acariciar con dedos de hielo, lo que realmente importaba no era el argumento en sí. Daba igual que lo hubiéramos escuchado docenas de veces, porque lo que lo que convertía esa vivencia en algo extraordinario era el modo en que nos la contaban, el clima de suspense creado a nuestro alrededor, las tinieblas en las que daba la sensación de que se ocultaban todos nuestros miedos. Era la entonación del narrador, su voz misteriosa, las pausas sabiamente distribuidas para aumentar los momentos de clímax, los cambios bruscos en el tono de voz, los gestos que enfatizaban las palabras, la luz tenue que proyectaba sombras movedizas, confiriendo a los rostros y a los objetos una apariencia amenazadora...
Si aceptamos volver a aquellos momentos en los que nos dejábamos envolver, fascinados, por el miedo a lo que estaba por venir, entonces estamos preparados para disfrutar de "El orfanato".
El guión, por otra parte, reinterpreta y ofrece una nueva perspectiva del mito creado por el dramaturgo J. M. Barrie que inmortalizó la leyenda de Peter Pan, Wendy y los Niños Perdidos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Un toque de aire fresco para un cuento imperecedero, demostrando que aún es posible hallar nuevos matices en historias aparentemente trilladas y conocidas hasta la saciedad, y enlazar con dichos matices un nuevo cuento que posee la habilidad de llevarnos por los senderos de una tensión sostenida y que culmina en pura emoción.
La fotografía cumple las expectativas, jugando con la tensión de los espacios oscuros y llenos de recovecos, con vistas nocturnas de una luna llena cómplice de las tinieblas, iluminando un mar plateado y un paisaje inescrutable que esconde secretos milenarios... Con la elegancia de unas imágenes que no buscan asustar de forma zafia a la audiencia, sino envolverlas en la sutileza de lo que se oculta, de lo que apenas se va insinuando, acompañando a Laura en su búsqueda... Y con el acompañamiento de una banda sonora que persigue nuestras emociones y que se adentra en el sufrimiento de Laura, despertando una melancolía insuperable.
Las voces del pasado no descansan. Algo palpita entre las sombras, con ecos que nunca se han apagado del todo.
La fotografía cumple las expectativas, jugando con la tensión de los espacios oscuros y llenos de recovecos, con vistas nocturnas de una luna llena cómplice de las tinieblas, iluminando un mar plateado y un paisaje inescrutable que esconde secretos milenarios... Con la elegancia de unas imágenes que no buscan asustar de forma zafia a la audiencia, sino envolverlas en la sutileza de lo que se oculta, de lo que apenas se va insinuando, acompañando a Laura en su búsqueda... Y con el acompañamiento de una banda sonora que persigue nuestras emociones y que se adentra en el sufrimiento de Laura, despertando una melancolía insuperable.
Las voces del pasado no descansan. Algo palpita entre las sombras, con ecos que nunca se han apagado del todo.