Alguien ha comentado por ahí que "evita los clichés del cine de terror". ¿Qué clichés evita? Porque, que yo sepa, me los he encontrado toditos, sin faltar ni uno. Y además, el resultado es un bodrio tan previsible como vacío. No me importan los clichés, siempre y cuando la película tenga algo interesante, algo que me haga sentir empatía. Y no he hallado nada de nada. Tan sólo gore, simpleza, estereotipos para parar un tren, y nada de tensión que no sea la provocada por las escenas sangrientas. Sin sutilezas, y mostrando descaradamente el afán por hacer taquilla.
Todos los actores son más planos que una tortilla, y los discursitos apocalípticos y los ramplones diálogos me causan acidez de estómago.
Al guión no le encuentro la intriga ni esa fascinación que originan los buenos thrillers, los que no toman al espectador por idiota. Porque todo el rato me ha parecido que esta estupidez de película trata al espectador como si fuese idiota perdido.
La he visto porque me la habían recomendado, y yo esperaba al menos algo que se saliese de todo lo que tanto detesto en los típicos rollazos de terror. Son las mediocridades como ésta las que contribuyen a arrojar por los suelos un género que ya ha explotado demasiado la vertiente de los monstruitos, las nieblas, las carnicerías, las sangrías y los protas con cociente intelectual nulo. Y, por supuesto, siempre se sabe más o menos quiénes van a sobrevivir (está cantado desde el principio. Sobreviven algunos guapos, los Rambos, los humildes, los “mira qué valiente y lúcido soy”, y los niños, por descontado. Los que la palman son los quejicas, los feos (y algún guapo para equilibrar algo la cosa), los prepotentes, los fanáticos y los cobardes. Normalmente es así, lo tengo más que comprobado).
¿Qué me ofrece esta película que no me haga tener la sensación de perder una tarde tontamente? Si no fuera por la recomendación, ni se me habría ocurrido perder el tiempo con ella. Pero claro, a veces das una oportunidad porque esperas encontrar algo quizás sorprendente, algún giro pasmoso… Y nada. ¿Sorprendente? Lo único que me sorprende es que Stephen King no se ría directamente en el careto de la gente, y que Frank Darabont se prestara a filmar… esto. Por algo no soy seguidora del King. Si ya estaba prevenida contra él, no sé por qué a veces caigo en la ingenuidad de probar a ver si me asombra por una vez en la vida.
Pero está visto que no.