Película en la que se destaca su presentación visual muy por encima de su simplista historia que combina temáticas cibernéticas tales como la inteligencia artificial, los videojuegos, y la realidad virtual.

La historia: Kevin Flynn, un hacker informático (Jeff Bridges), es desintegrado molecularmente por un software villano conocido como “Control Maestro”, quien quiere asumir el control absoluto y dominar a su propio creador. Kevin es digitalizado e insertado dentro de la realidad virtual propia de los programas de ordenador. Allí unirá fuerzas con otras entidades virtuales y comenzará una batalla sin cuartel para poder escapar de la prisión digital en la que se encuentra.

El argumento por ende se desarrolla dentro de un ordenador, en la realidad virtual donde aparecen softwares dominados por un súper programa muy avanzado y con inteligencia artificial (todo esto trae a la mente obras como “2001” o la misma “The Matrix”).

Los decorados y los efectos especiales logran ambientar muy bien la realidad digital en la cual tiene lugar la narración.

El vestuario y el sonido del filme son sin lugar a dudas lo más destacado dentro de la factura técnica, inclusive estos rubros llegaron a ser nominados en los premios Oscars.

La banda sonora está caracterizada por melodías sinfónicas que acentúan la acción que hay en la historia; mientras que por otro lado se puede escuchar también algo de música electrónica, la cual refleja los contextos cibernéticos que sirven de escenarios.

Como dije anteriormente, es un filme que cautiva por su estética pero que no llega a entusiasmar del todo con su propuesta argumental, pues la misma es demasiado simplona y rústica en su confección literaria.
Ni que hablar de que los diálogos están muy poco pensados y que la puesta en escena es incluso torpe. Pero claro, es considerada hoy día una película de culto por la nostalgia que despierta a todos aquellos que la supieron mirar por su época de estreno en cines. Hoy día no resiste el paso del tiempo, se lo nota un “clásico envejecido” no por sus efectos especiales sino por su descuidado guión, el cual sólo busca efectismo de una manera demasiado rústica.

Llega al aprobado rasposo si uno tiene en cuenta lo que significó desde lo infográfico en su época de realización. Una pena, pues la premisa argumental era sugerente y tenía mucho potencial. ¡Qué lástima que no se trabajó más en la elaboración del guión!