Belinda es una película del rumano Jean Negulesco, un director de oficio con una larga carrera en su haber. Apoyado por una actuación memorable, la de Jane Wyman ganadora del óscar a la mejor actriz por este papel, única estatuilla ganadora entre las 12 nominaciones, nada menos, que tenía la película. Wyman da una lección de interpretación contenida, todo lo contrario a la sobreactuación e histrionismo que hoy día se premia.
d. El tema es tan turbulento como la propia fotografía expresionista, más cerca de las películas nórdicas que de la habitual de los estudios hollywoodienses.
Estamos en la granja de Mac Donald en Nueva Escocia, alli vive Belinda (Jane Wyman ) una joven sordomuda con su padre Black (magnífico, estupendo el actor Charles Bickford) y su tía Aggie (Agnes Morehead) que hace de madre. Los granjeros viven con dificultades y nuestra protagonista sufre el rechazo de la comunidad que la desprecia por su discapacidad sufriendo el estigma y casi haciéndola culpable de su maldición de ser sordomuda. Estamos en una sociedad cerrada, supersticiosa, malediciente, atrasada y brutal con la debilidad.
Una de las claves es la identificación del espectador con la soledad y tristeza de la protagonista. Recuerdo que visioné esta película con diez años y me perturbó enormemente. 30 años después consigue el mismo efecto.


Es un thriller angustioso por la injusticia que sufre el personaje. A su vez participamos de una calma extraña y mágica en el silencio de la protagonista que sufre.Tiene una cualidad extraña esta película que no abusa de la música de Steiner sino que el sonido ambiente nos envuelve como un fantasma.
No falta el colofón de un thriller judicial al final, como clímax de la victoria de la justicia sobre la maldad de la acusación.
Celebramos la verdad y el castigo al culpable, tal vez en el único lugar donde podemos aliviar la injusticia cotidiana, en el relato cinematográfico, fábrica no solo de sueños, sino último remanente de consuelo ante la injusticia cotidiana que nos rodea. Una gran obra.