El director del film, Arnaud Desplechin, afirma que su intención era recrear a la francesa un subgénero muy americano dentro del cine que es el de las reuniones familiares en navidad.

La verdad, es que este tipo de películas suelen cosechar en la mayoría de los casos bodrios notables que se mueven habitualmente en los contornos de la más tontorrona comedia romántica.

Pues bien, la verdad es que Desplechin, toma este concepto, le pone un título a la película que no puede ser más convencional para, sorprendentemente componer un retrato demoledor, complejo, vigoroso y muy original de las relaciones descarnadas de los miembros de una familia no siempre con buenos sentimientos entre ellos, y con conflictos sin resolver entre casi todos.

Es un film politicamente incorrecto, narrado con brío y fuerza, con una buena composición de los personajes, y donde los estallidos más altos de tensión, son resueltos sin estridencias ni conflictos cuando paradojicamente la familia está lleno de ellos.

Como ya apunta algún crítico, es una especie de contrapunto a "Still Walking" de Koreeda, que comparte mucho de la verdad que tiene el film japones, pero regado aquí con una acidez y tensión, que si bien son implícitas en Koreeda, aquí se nos muestran en toda su extensión.

Una obra notable, recomendable, que desgraciadamente pasó de forma muy desapercibida por las salas, muy bien interpretada (salvo Deneuve, cada vez más inexpresiva), y con mucha verdad dentro.