Interesante, que no perfecta, vuelta de tuerca al género vampírico, además de añadir Guillermo del Toro un componente esotérico como es la alquimia, lo cual guarda cierto paralelismo con una historia corta de H. P. Lovecraft llamada, precisamente, El Alquimista.
Recordemos que Lovecraft es una constante en el cine del director mejicano y en este film se hace patente desde los primeros minutos en los que somos testigos de los actos del alquimista en pos de la vida eterna, hasta su muerte empalado por una viga cuando ya es un ser grotesco que ha abandonado su humanidad hace ya mucho debido a sus terribles actos (tema recurrente en la obra del de Providence).
Saltamos en el tiempo al presente, en el que Jesús Gris, el siempre excelente Federico Luppi, que regenta una tienda de antigüedades acompañado de su nieta (Margarita Isabel). Un día acude un hombre, Ángel de la Guardia (Ron Perlman, en su primera colaboración con del Toro) en busca de la figura de un ángel, la cual contiene en su interior el artefacto del alquimista que ansia su tío (Claudio Brooke).
A lo largo de la película hay mil y un detalles, no solo homenajes al género vampírico (si se puede calificar género como tal) o a la literatura de Lovecraft o Stoker, que los hay a patadas, si no a homenajes que van desde la religión hasta el drama familiar. Ver a Jesús (!) resucitando de entre los muertos antes de ir al crematorio, ya transformado en un ser ni vivo ni muerto, o también la escena en la que Miguel de la Guardia le enseña a un deforme Jesús Gris su nueva piel bajo la antigua, por no citar el tema de la drogadicción, presente en los momentos en los que la niña le oculta a su abuelo el artefacto, y en el del baño, donde se encierra para “chutarse”. Incluso recupera a otro monstruo como es el de Frankenstein en las escenas finales, donde el protagonista nos causa miedo y lástima a parte iguales.
El fallo que le veo a esta película es su intento, casi parece obsesión, por tocar todos los palos posibles, haciendo que el espectador no pueda asimilar lo que ha sucedido solo hace unos minutos, logrando confundir (y mucho). Aun así, se agradece que nunca se dé una explicación al origen del Bicho del artefacto.
Puede que no sea una película perfecta, pero contiene varios elementos que la hacen superior a otras películas con vampiros supuestamente mejores (si, hablo de Jóvenes Ocultos o a los Crepusculinos), las cuales gana en factura técnica, pese a costar infinitamente menos, y en argumental.
Una película que hay que ver si se es, o no, fan del género de los chupasangres.