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Voto de simón:
10
7,1
67.960
Bélico
Año 1942, en plena Segunda Guerra Mundial en la Isla de Guadalcanal, en el Pacífico. Un grupo de hombres de la compañía de fusileros del ejército americano "C de Charlie" combate contra el ejército japonés por la conquista de una estratégica colina. Este grupo forma parte de las tropas enviadas para relevar a las unidades de infantería de la Marina, agotadas por el combate. (FILMAFFINITY)
23 de septiembre de 2008
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poético, melancólico y existencialista film; honesto canto supremo a la naturaleza en estado puro, a la par de lúcida diatriba a la maldad inherente al ser humano y su tendencia destructiva, de un enorme director, atípico en el contexto del cine comercial norteamericano, soslayando en esta mayúscula obra los valores tradicionales y las características presentes en la mayoría de films bélicos, sólo con su cita inicial queda meridianamente claro:
"¿qué significa esta guerra en el corazón de la naturaleza, por qué compite consigo misma, hay alguna fuerza vengadora en ella?”
Película que avanza en bloques, presentando cuatro diferenciados, analizando, en cada uno de ellos las tribulaciones de los personajes: sus esperanzas, anhelos, temores, miedos.... convirtiéndolos en el auténtico motor de la historia, encumbrándola a territorios rayanos con lo filosófico, metafísico y místico (las referencias a Dios son constantes).
En un primero se presenta al protagonista (inmenso Jim Caveziel) , un tipo poco convencional, poliédrico, con su propia idea de la existencia y felicidad, que cree hallarla en el idílico paraíso, magistralmente expuesto por su director, en perfecta comunión entre naturaleza y ser humano, sirviéndose para ello de una magnífica fotografía, de unas excelentes tomas y de un ágil y acertado movimiento de cámara. En la misma el protagonista analiza sus temores, sus inseguridades, su propia idea de la vida, de la muerte y de su inefable sentido, cuestionándonos así sobre el concepto de la codiciada inmortalidad, como así se refleja en una inolvidable cita: “ Me preguntaba como será mi muerte, qué se debe sentir al comprender el que será mi último aliento, espero afrontarlo con serenidad, porque ese es el secreto, ahí se oculta la inmortalidad”.
En un segundo, en pleno barco navegando hacia la batalla, se presentan el resto de los personajes, expectantes ante su incierto destino, con un inmenso Nick Nolte, que en una gigantesca escena define sus más intestinas razones existenciales, “ He trabajado como un burro, les he lamido el culo a los generales, me he degradado por mi familia”, “ Todo lo que sacrificaron por mí, se perdió como el agua sobre la tierra, lo que podría haber dado por amor, pero ya era muy tarde, mi corazón había muerto lentamente”. Poco a poco el resto de éstos se van apareciendo con sus más privados pensamientos, mostrando sus temores, inseguridades y motivaciones acerca de sus más íntimas expectativas vitales, como el personaje de Chaplin, impelido a vivir por el recuerdo de su esposa; “ El amor, ¿de donde proviene, quien aviva su llama?, ninguna guerra podrá apagarla, yo estaba prisionero y tú me libraste” Por cierto, grandísima metáfora la del barco, dividiendo con fuerza ese mar que en esencia representa la vida eterna, en contraposición con la muerte.
Sigue en el spoiler...
"¿qué significa esta guerra en el corazón de la naturaleza, por qué compite consigo misma, hay alguna fuerza vengadora en ella?”
Película que avanza en bloques, presentando cuatro diferenciados, analizando, en cada uno de ellos las tribulaciones de los personajes: sus esperanzas, anhelos, temores, miedos.... convirtiéndolos en el auténtico motor de la historia, encumbrándola a territorios rayanos con lo filosófico, metafísico y místico (las referencias a Dios son constantes).
En un primero se presenta al protagonista (inmenso Jim Caveziel) , un tipo poco convencional, poliédrico, con su propia idea de la existencia y felicidad, que cree hallarla en el idílico paraíso, magistralmente expuesto por su director, en perfecta comunión entre naturaleza y ser humano, sirviéndose para ello de una magnífica fotografía, de unas excelentes tomas y de un ágil y acertado movimiento de cámara. En la misma el protagonista analiza sus temores, sus inseguridades, su propia idea de la vida, de la muerte y de su inefable sentido, cuestionándonos así sobre el concepto de la codiciada inmortalidad, como así se refleja en una inolvidable cita: “ Me preguntaba como será mi muerte, qué se debe sentir al comprender el que será mi último aliento, espero afrontarlo con serenidad, porque ese es el secreto, ahí se oculta la inmortalidad”.
En un segundo, en pleno barco navegando hacia la batalla, se presentan el resto de los personajes, expectantes ante su incierto destino, con un inmenso Nick Nolte, que en una gigantesca escena define sus más intestinas razones existenciales, “ He trabajado como un burro, les he lamido el culo a los generales, me he degradado por mi familia”, “ Todo lo que sacrificaron por mí, se perdió como el agua sobre la tierra, lo que podría haber dado por amor, pero ya era muy tarde, mi corazón había muerto lentamente”. Poco a poco el resto de éstos se van apareciendo con sus más privados pensamientos, mostrando sus temores, inseguridades y motivaciones acerca de sus más íntimas expectativas vitales, como el personaje de Chaplin, impelido a vivir por el recuerdo de su esposa; “ El amor, ¿de donde proviene, quien aviva su llama?, ninguna guerra podrá apagarla, yo estaba prisionero y tú me libraste” Por cierto, grandísima metáfora la del barco, dividiendo con fuerza ese mar que en esencia representa la vida eterna, en contraposición con la muerte.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En un tercer bloque se narran todos los avatares que rodean la toma de la isla, con esas inolvidables escenas, henchidas de acción, pasión, emotividad y belleza, en las que se reflexiona sobre todos esos misterios que rodean al ser humano, con sus miserias y grandezas, pergeñando un retrato a la vez monumental y intimista, físico y espiritual, de un grupo de personajes enfrentados a una situación límite, de donde si no podría emerger tantos lúcidos pensamientos en medio de una batalla: “¿Quién nos mata, nos arrebata la vida y la luz, se burla de nosotros mostrándonos lo que podíamos haber conocido? ¿Acaso nuestra destrucción beneficia a la tierra, ayuda a que crezca a la hierba y luzca el sol? “Éramos una familia, nos distanciamos, nos arrebatamos la luz unos a otros, ¿Cómo perdimos a bondad que nos fue otorgada? ¿Qué nos impide extender la mano y alcanzar la gloria?“Miro a ese chico y no siento nada, ya no me impacta, ya no siento ese aturdimiento, eso es la felicidad”. Y en medio de la misma se produce el segundo de los encuentros entre Sean Pean y Caveziel, magnífica escena, sin duda, en la que el primero le dice: “Si eres listo te preocuparás de ti mismo, no puedes ayudar a los demás, un hombre solo no podría conseguir algo en este infierno, tu muerte no serviría de nada”(...) “ no te engañes, no hay otro mundo donde todo sea perfecto, sólo existe este pedazo de tierra”. Todo lo propio dicho bajo los compases de una hermosísima banda sonora, que acompaña al film con precisión a lo largo de todo el metraje.
En un cuarto, que se desarrolla en los últimos compases del film, se aprecia la evolución o regresión de los mismos, no siempre en la dirección que siempre hubiesen deseado; encontrando la mayoría de éstos algunas de las respuestas antes las dudas planteadas, aprendiendo después de un duro camino de aprendizaje el verdadero sentido de todo lo que les había acontecido, baste como ejemplo la decisión de un finalmente inmortal Caveziel o la profunda reflexión de un cabizbajo Sean Pean; “Todo es mentira, todo lo que oímos, lo que vemos, cuántas mentiras escupen, cambian constantemente, uno detrás de otro, nos quieren muertos o viviendo su mentira, lo único que puede hacer un hombre es encontrar algo que sea suyo, crear una isla para uno solo”, con una escena final que sintetiza magistralmente la esencia y la simbología presente a lo largo de este maravilloso film: “La oscuridad tras la luz, el conflicto tras el amor, son el producto de una sola mente, las facciones de un mismo rostro" Oh, alma mía! Déjame entrar en tí, mira a través de mis ojos, contempla las cosas que creaste, mira como brillan".
En un cuarto, que se desarrolla en los últimos compases del film, se aprecia la evolución o regresión de los mismos, no siempre en la dirección que siempre hubiesen deseado; encontrando la mayoría de éstos algunas de las respuestas antes las dudas planteadas, aprendiendo después de un duro camino de aprendizaje el verdadero sentido de todo lo que les había acontecido, baste como ejemplo la decisión de un finalmente inmortal Caveziel o la profunda reflexión de un cabizbajo Sean Pean; “Todo es mentira, todo lo que oímos, lo que vemos, cuántas mentiras escupen, cambian constantemente, uno detrás de otro, nos quieren muertos o viviendo su mentira, lo único que puede hacer un hombre es encontrar algo que sea suyo, crear una isla para uno solo”, con una escena final que sintetiza magistralmente la esencia y la simbología presente a lo largo de este maravilloso film: “La oscuridad tras la luz, el conflicto tras el amor, son el producto de una sola mente, las facciones de un mismo rostro" Oh, alma mía! Déjame entrar en tí, mira a través de mis ojos, contempla las cosas que creaste, mira como brillan".