A Pixar parece habérsele agotado el ingenio y la originalidad de sus historias, como lo demuestra en ésta vulgar y reiterativa secuela de Rayo Mcqueen y sus amigotes. Pero debajo de su capó esconde una agradable sorpresa, llamada Finn McMissile. Todo un superagente, ágil y astuto, que parece sacado de las películas de James Bond, junto a él le acompaña Holley Shiftwell, una espía inexperta recién graduada de la academia. Mucho más divertida que la primera, aunque con menos chispa y menos emoción, y muy por debajo del prólogo de ‘Up’ y la primera media hora de ‘Wall-E’, éste simpático filme posee un ritmo y diálogos trepidantes.

Pixar nos ofrece un brillantísimo diseño de escenarios y de coches capaz de asombrarnos con sus luces, brillos y colores. Su técnica de animación es infalible y con el tiempo cuida más los detalles. Pixar se encuentra en una carretera solitaria en busca de algún surtidor para repostar.

Lo mejor: el perfeccionismo de su factura.

Lo peor: una historia poco inspirada.