Largo e ingenuo drama carcelario, sobre una novela de Stephen King, que pretende convertir una prisión-infierno en una prisión-cuento de hadas por la sola presencia de un joven callado y aguantador que, en un alarde de romanticismo, hipnotiza a cientos de internos con música de ópera. Convierte en bebés de pecho a peligrosos delincuentes, en un pase mágico de "aculturación", pero sin alcanzar a los cuidadores de la casa, que son más delincuentes y criminales que todos los convictos juntos. Increíble show del bien y del mal, de la amistad, la esperanza y la paciencia. No es una mala película, sólo es idealista, utópica y romántica, como una historia imposible en un entorno donde el mal está permitido por el sistema. La historia sólo se sostiene por la buena actuación de Morgan Freeman y Tim Robbins (y James Whitmore en un rol menor), si Ud. puede soportar una mala y penosa historia durante 140 minutos.