El genial Tarantino filma su peor película, no cumple con ese “tributo” que quiere hacerle a las viejas películas de acción y se nota por los cuatro costados que ahora, después de rodar una filmografía de culto, cree que puede hacer lo que le de la gana y que nadie le va a reprochar ni decir nada.

Producto de eso ego tenemos a Death Proof, acojonante filmada e impecable en aspectos técnicos, pero vacía y aburrida hasta decir basta, muy lejos de las obras que lo hicieron grande. El guión apenas logra hilvanar una historia siendo casi todo una sucesión de diálogos banales que no hacen gracia, ni tienen ingenio, ni nos importan francamente. Todas las chicas del reparto y el prometedor Stuntman Mike deben ser los personajes peor presentados y desarrollados de su filmografía, y Kurt Ruseell apuntaba maneras en la primera parte de la película pero luego cae en el ridículo más absoluto.

A pesar de algunas secuencias memorables, y memorables únicamente por que aún con todo éste señor sabe dirigir una película, Death Proof supone una grandísima decepción y un bajón notable en la carrera de un grandísimo cineasta, que esperemos, pronto recupere el norte.