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Voto de FERNANDO BERMEJO:
7
Thriller La bella Kum-ja ha pasado trece años en prisión por el secuestro y asesinato de un niño de 6 años. El crimen había conmocionado a la opinión pública tanto por su brutalidad como porque la asesina tenía tan solo 20 años cuando realizó un hecho tan horrible. Una vez cumplida la pena y en libertad, Kum-ja sólo desea vengarse... pero ¿De quién? Última parte de la trilogía de la venganza de Chan-wook Park, tras "Sympathy For Mr. Vengeance" y "Oldboy". (FILMAFFINITY) [+]
3 de agosto de 2008
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A tenor de su título y de su genérica temática, bien podría parecer que con Sympathy for Lady Vengeance, colofón de la Trilogía de la Venganza, Park Chan-Wook trata de calcar sin el menor tapujo los logros de las dos películas que la precedieron. Nada más lejos de la realidad. Pese a su incontestable condición de "tercer acto", este filme posee una entidad propia –estética y argumental- tan o más marcada que la de Oldboy o Sympathy for Mr. Vengeance. Cierto es que, como en sus dos partes precedentes, el más resentido e implacable desquite vuelve a ser el motor de la acción principal, aunque también es un hecho indiscutible que la historia que se nos narra vuelve a ser autónoma y autoconclusiva. La revancha más sanguinaria se sirve de nuevo fría y en bandeja de plata, y en esta ocasión la encargada de maquinarla y ejecutarla minuciosamente será una joven, de nombre Kum-ja, que ha pasado 13 años en prisión acusada injustamente del secuestro y asesinato de un niño de 6 años. Si pasamos por alto las personales gotas de humor negro del cineasta surcoreano, las similitudes y coincidencias llegan hasta aquí, y es que Lady Vengeance posee 2 características que la hacen única. Por un lado, su estructura no lineal y constantemente apuntalada con flashbacks hace del filme un inteligible y bien trabado puzzle narrativo. Por otro, su reposada y poética estética lo aleja del impactante sadismo del resto de la saga y lo transforma en una sanguinaria oda a la venganza más liberadora y purificante. Es posible que la forma tenga más fuerza que el contenido, pues nunca conocemos con demasiada certeza que suerte de ética es la que se esconde tras la estilizada venganza de Kum-ja, aunque eso poco importa cuando uno cae cautivo del repertorio de imágenes que componen este filme.
FERNANDO BERMEJO
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