Adscrita al timorato despuntar que el thriller español parece estar viviendo desde hace ya algunos años, la opera prima de I. Dorronsoro provoca inicialmente, por su destacable elenco y planteamiento temático – un atractiva mezcla con regusto clásico de drama pugilístico y crónica negra- , la misma positiva inclinación generada en su día por La noche de los girasoles o La caja 507, aunque desafortunadamente su desarrollo desmiente esta perspectiva sin remisión. La distancia pierde punch progresivamente por su confuso discurrir y las poco convincentes relaciones, carentes de solidez y matiz, que se establecen entre sus personajes, algo que no ocurría ni en el debut de Sánchez Cabezudo, ni en la intriga de Enrique Urbizu.