La cosa parecía que prometía, ya que las anteriores de Alejandro Amenábar me habían gustado bastante.
Al primer intento de visionado me dormí al principio de la peli. Bueno, le echaremos la culpa a la mala noche anterior. Al segundo intento, empezaba bien el asunto. Malo será que con ritos satánicos por lo menos no entretenga. Pero poco a poco empezó a destilar un tufillo sospechoso. Ese psicólogo salido de un telefilm de los ochenta, con su manual de instrucciones para hipnotizar. Ese prota con alucinaciones y atormentado, que parecía ser testigo directo de los crímenes. Esos encapuchados con anemia salidos de Eyes Wide Shut. Y eso es lo que me esperaba. Hasta sería algo más digno que lo que finalmente se le ocurrió a ese cerebrito. He intentado esperar a ver si me sorprendía la traca final, pero no. La sugestión que invadió a los personajes no es creíble.Le falta emoción, trama, guión, diálogos, un mínimo de credibilidad. Esta película pasará sin pena ni gloria. Que lástima!!!!