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Voto de Servadac:
8
7,1
9.356
Western
A mediados del siglo XIX, un guía de caravanas (Robert Taylor) recibe el encargo de conducir a un grupo de mujeres desde Chicago a California. A partir de Independence (Missouri) tendrán que recorrer cinco mil kilómetros cruzando las montañas de Utah y el desierto californiano, en un viaje lleno de penalidades que constituye una auténtica odisea. El objetivo de la caravana es llegar a un valle habitado por un grupo de solteros ... [+]
25 de febrero de 2011
74 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
William Wellman describe, en sus películas, caminos de ida y vuelta. En ‘El rastro de la pantera’ todo empieza y acaba en una misma casa en medio de la nieve. En ‘Incidente en Ox-Bow’, dos jinetes llegan a un pueblo y entran en un bar –un perro cruza la calle. Al acabar la película, tras la lectura de una carta en ese mismo bar, los dos jinetes salen del pueblo –el mismo perro cruza la misma calle, esta vez en dirección opuesta. En ‘Cielo amarillo’ la primera y última escena están rodadas en idéntica localización, un banco –y lo que ocurre allí describe una perfecta simetría… o, más bien, una edificante y parabólica anti-simetría.
Un círculo completo. Un recorrido circular, íntimo y externo, en que los recintos parecen diferentes porque las personas han cambiado. Una vuelta completa por la rueda de la vida de los personajes. Una vuelta con sabor a desafío. Una vuelta, en fin, que es rito moral de iniciación o aprendizaje.
‘Caravana de mujeres’ también empieza y concluye en una misma localización: el valle de Roy Whitman. Citaré dos planos que refuerzan esa simetría estructural. Hacia el minuto seis, vemos un camino con un fondo de árboles en hilera. En primer término, un grupo de vaqueros. Dos jinetes, Roy y Buck, parten en busca de esposas para todos. Finalmente, hacia el minuto ciento dos, el mismo plano recibe a las mujeres. La misma carretera, los mismos vaqueros en primer término, la misma hilera de árboles. El tiempo transcurrido entre ambos planos abarca la odisea del viaje en caravana.
Veo en Buck Wyatt (Robert Taylor) en cierto modo un álter ego del propio William Wellman. Hosco y severo dirigiendo y, sin embargo, incapaz de reprimir una sonrisa de satisfacción ante el valor y la perseverancia de las heroínas –las actrices.
‘Caravana de mujeres’ riza el rizo: es un drama con encanto. Un drama en el que apenas cabe la sensiblería. La rueda gira y no hay lugar para el lamento largo. La tragedia dura lo que dura un plano de silencio.
En el minuto veinticuatro, Buck, contratado para liderar la caravana, le pregunta a Roy: Ready? En el silencio que sigue –tan sólo unos segundos– una plegaria muda inunda la pantalla. Roy alza la vista y le contesta: Take them to my valley –llévalas hasta mi valle. Sentimos la emoción contenida que late en todos los inicios.
[Continúo en el spoiler, destripando trama, detalles y argumento]
Un círculo completo. Un recorrido circular, íntimo y externo, en que los recintos parecen diferentes porque las personas han cambiado. Una vuelta completa por la rueda de la vida de los personajes. Una vuelta con sabor a desafío. Una vuelta, en fin, que es rito moral de iniciación o aprendizaje.
‘Caravana de mujeres’ también empieza y concluye en una misma localización: el valle de Roy Whitman. Citaré dos planos que refuerzan esa simetría estructural. Hacia el minuto seis, vemos un camino con un fondo de árboles en hilera. En primer término, un grupo de vaqueros. Dos jinetes, Roy y Buck, parten en busca de esposas para todos. Finalmente, hacia el minuto ciento dos, el mismo plano recibe a las mujeres. La misma carretera, los mismos vaqueros en primer término, la misma hilera de árboles. El tiempo transcurrido entre ambos planos abarca la odisea del viaje en caravana.
Veo en Buck Wyatt (Robert Taylor) en cierto modo un álter ego del propio William Wellman. Hosco y severo dirigiendo y, sin embargo, incapaz de reprimir una sonrisa de satisfacción ante el valor y la perseverancia de las heroínas –las actrices.
‘Caravana de mujeres’ riza el rizo: es un drama con encanto. Un drama en el que apenas cabe la sensiblería. La rueda gira y no hay lugar para el lamento largo. La tragedia dura lo que dura un plano de silencio.
En el minuto veinticuatro, Buck, contratado para liderar la caravana, le pregunta a Roy: Ready? En el silencio que sigue –tan sólo unos segundos– una plegaria muda inunda la pantalla. Roy alza la vista y le contesta: Take them to my valley –llévalas hasta mi valle. Sentimos la emoción contenida que late en todos los inicios.
[Continúo en el spoiler, destripando trama, detalles y argumento]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
1) Simetrías o anti-simetrías
• Un niño muere en fuera de campo (se oye un tiro / luego un chillido / vemos un grupo de personas en torno al cadáver, tan liviano).
Más adelante, en el interior de un carromato que sólo se nos muestra desde fuera, nace el hijo de la embarazada (una rueda se sale del eje, las mujeres se agrupan para sujetar el carro; como si todas fueran madres de la criatura, empujan a la vez).
• Roy le pide a Buck que lleve a las mujeres a su valle. Lo hace dos veces. La primera, a la que ya he aludido, es justo antes de partir.
Tras una estampida provocada por un disparo imprudente, Roy se esconde bajo un carro. Buck se acerca a él. Roy le dice que ha salido ileso: sabe que no ha de morir, no lejos de su valle en California.
Cuando se vuelven a ver, Buck lo encuentra agonizando. En ausencia de Buck, los indios han atacado la caravana. Roy le vuelve a pedir que lleve a las mujeres a su valle. Y luego muere. La fatalidad se sitúa por encima de la voluntad del ser humano.
• Antes de empezar, en la asamblea, Roy pregunta quiénes saben conducir un tiro de mulas. Algunas mujeres se levantan y dicen su nombre.
Después del ataque de los indios, Roy pregunta por el número de bajas. Cada mujer dice el nombre de una víctima. La ausencia de música y el eco dan voz y fuerza al homenaje. La cámara describe un movimiento seco y firme que pasa de encuadrar a quien pronuncia el nombre a encuadrar el cadáver aludido –Wellman rueda como nadie ese catálogo de muertos. El último nombre, pronunciado casi en un susurro, da paso en el siguiente plano a los sonidos de la caravana. Un sonido repetitivo y machacón, omnipresente a lo largo de toda la película.
2) Detalles de cine
• El contraste entre la algarabía de la caravana y el silencio cuando Ito va a buscar al perro cerca de la tumba de Moroni.
• La piedra que rueda, oblicua, incrementando la sensación de cuesta abajo, cuando los carros han de afrontar una peligrosa pendiente.
• Suena un trueno y los caballos mueven bruscamente las orejas.
• Cielo y arena casi se confunden en los planos generales del desierto.
• Una yegua y su potro reciben, junto al último tramo de la carretera, a la caravana de mujeres.
• El sonido del viento.
• El ataque de los indios, en elipsis espacial.
• El nacimiento se produce en el lugar más yermo.
• Un caballo se rompe una pata. Hay que sacrificarlo. Roy dispara. Muere el animal. Silencio. El primer sonido que se oye después de ese silencio es un relincho leve, lejano. Como si el alma del caballo saludara desde el más allá. El plano se encadena al de la caravana, nuevamente en marcha.
‘Caravana de mujeres’ es la obra de un maestro. Un viaje excepcional en que las tumbas señalan las etapas del camino. En todo momento tenemos la impresión de que morir es mucho más sencillo que salvar la vida.
Algo así debieron de experimentar las pioneras.
• Un niño muere en fuera de campo (se oye un tiro / luego un chillido / vemos un grupo de personas en torno al cadáver, tan liviano).
Más adelante, en el interior de un carromato que sólo se nos muestra desde fuera, nace el hijo de la embarazada (una rueda se sale del eje, las mujeres se agrupan para sujetar el carro; como si todas fueran madres de la criatura, empujan a la vez).
• Roy le pide a Buck que lleve a las mujeres a su valle. Lo hace dos veces. La primera, a la que ya he aludido, es justo antes de partir.
Tras una estampida provocada por un disparo imprudente, Roy se esconde bajo un carro. Buck se acerca a él. Roy le dice que ha salido ileso: sabe que no ha de morir, no lejos de su valle en California.
Cuando se vuelven a ver, Buck lo encuentra agonizando. En ausencia de Buck, los indios han atacado la caravana. Roy le vuelve a pedir que lleve a las mujeres a su valle. Y luego muere. La fatalidad se sitúa por encima de la voluntad del ser humano.
• Antes de empezar, en la asamblea, Roy pregunta quiénes saben conducir un tiro de mulas. Algunas mujeres se levantan y dicen su nombre.
Después del ataque de los indios, Roy pregunta por el número de bajas. Cada mujer dice el nombre de una víctima. La ausencia de música y el eco dan voz y fuerza al homenaje. La cámara describe un movimiento seco y firme que pasa de encuadrar a quien pronuncia el nombre a encuadrar el cadáver aludido –Wellman rueda como nadie ese catálogo de muertos. El último nombre, pronunciado casi en un susurro, da paso en el siguiente plano a los sonidos de la caravana. Un sonido repetitivo y machacón, omnipresente a lo largo de toda la película.
2) Detalles de cine
• El contraste entre la algarabía de la caravana y el silencio cuando Ito va a buscar al perro cerca de la tumba de Moroni.
• La piedra que rueda, oblicua, incrementando la sensación de cuesta abajo, cuando los carros han de afrontar una peligrosa pendiente.
• Suena un trueno y los caballos mueven bruscamente las orejas.
• Cielo y arena casi se confunden en los planos generales del desierto.
• Una yegua y su potro reciben, junto al último tramo de la carretera, a la caravana de mujeres.
• El sonido del viento.
• El ataque de los indios, en elipsis espacial.
• El nacimiento se produce en el lugar más yermo.
• Un caballo se rompe una pata. Hay que sacrificarlo. Roy dispara. Muere el animal. Silencio. El primer sonido que se oye después de ese silencio es un relincho leve, lejano. Como si el alma del caballo saludara desde el más allá. El plano se encadena al de la caravana, nuevamente en marcha.
‘Caravana de mujeres’ es la obra de un maestro. Un viaje excepcional en que las tumbas señalan las etapas del camino. En todo momento tenemos la impresión de que morir es mucho más sencillo que salvar la vida.
Algo así debieron de experimentar las pioneras.