Una de las mejores películas de Allen es esta mezcla de comedia y cine negro, que narra la historía de un guionista que intenta abrirse camino en los teatros de Broadway. Allen marca unos personajes geniales nuevamente, con una tremenda interpretación de Dianne Wiest graciosa y sexy a la vez. Con un papelón para Palminteri y Broadbent. Te pasas toda la película riendote de las situaciones en las que el director mete a los personajes y con una interpretación exagerada de Tilly deslumbrante. Entretenida y bien ambientada la cinta del mítico director ofrece al igual que ocurriera con "La maldición del escorpión de Jade" un sano disfrute del buen cine.