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Voto de Jose_Lopez_5:
2
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3,9
7.991
Acción
Travis Dane (Eric Bogosian) es un brillante experto en tecnología que, con ayuda de unos mercenarios, decide secuestrar el Gran Continental, el tren de pasajeros más elegante de Estados Unidos. Su objetivo es transformar uno de los vagones en un centro capaz de controlar un satélite mortal, con el que amenaza destruir la ciudad de Washington. El único pasajero que no ha sido capturado por los terroristas es Casey Ryback (Steven Seagal), ... [+]
10 de agosto de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Alerta máxima" (1992) fue un éxito de taquilla. Aquel producto de baja estofa, con un Steven Seagal repartiendo hostias como aspas de molino, costó $35 millones, pero acabó haciendo una taquilla mundial de casi $157 millones. Poco le importó al personal que fusilase el trabajo de Willis en "La jungla de cristal" (1988), o que la protagonizase un gorila mamporrero, en lo que fue otra prueba más de los peligros de vincular taquilla y calidad. Por ello, tres años después Steven atacó con una continuación: "Alerta máxima 2" (1995).
En esta nueva entrega nuestro cocinero rompecuellos favorito se ve obligado a viajar en tren junto a su sobrina; una, por entonces adolescente, Katherine Heigl que ya apuntaba maneras en su belleza (véase spoiler 1). Sin embargo, el azar querrá que en el tren viajen otros terroristas que quieren adueñarse de un arma orbital con la que chantajear al mundo. Pero, claro, allí está Seagal, quien la liará parda porque... bueno, porque no contaban con su astucia.
Si la primera película al menos recurría a un Tommy Lee Jones circense que facilitaba la deglución, esta otra ya no tiene nada. Porque los nuevos facinerosos, liderados por un sobreactuadísimo e insufrible Eric Bogosian, no solo no se esfuerzan por mantener el nivel cualitativo de la anterior aventura (lo que no era difícil), sino que incluso lo hunden más.
Mientras tanto, Seagal está en su salsa, rompiendo articulaciones, lanzando a gente del tren, y dando matarile a todo al que le eche las zarpas (véase spoiler 2). Eso sí, para que el espectador respire un poco entre tanta paliza, no faltarán chascarrillos idiotas, además de un negro dándoselas de gracioso. Porque, sí, los negros están para hacer gracietas. O eso debió pensar Steven, quien también se reserva alguna frase, que para eso estaba en la producción (véase spoiler 3).
No obstante, a Seagal la jugada no le salió tan redonda como esperaba, porque los $60 millones que costó la tontería solo recaudaron $104 millones. O dicho en cristiano, que perdió dinero. De modo que, por suerte para quienes no comulgamos con este engendro de actor, nunca hubo una tercera parte, por mucho que Seagal vocease lo contrario en el 2016 vía Twitter.
En resumen, subproducto de acción muy caro para lo que ofreció. Seagal hace lo mismo de siempre, los malos terminan igual de perjudicados, y el cine sufrió otra de las llaves marciales de este pseudo actor. Se habla de un "reboot" de la saga desde hace un año.
En esta nueva entrega nuestro cocinero rompecuellos favorito se ve obligado a viajar en tren junto a su sobrina; una, por entonces adolescente, Katherine Heigl que ya apuntaba maneras en su belleza (véase spoiler 1). Sin embargo, el azar querrá que en el tren viajen otros terroristas que quieren adueñarse de un arma orbital con la que chantajear al mundo. Pero, claro, allí está Seagal, quien la liará parda porque... bueno, porque no contaban con su astucia.
Si la primera película al menos recurría a un Tommy Lee Jones circense que facilitaba la deglución, esta otra ya no tiene nada. Porque los nuevos facinerosos, liderados por un sobreactuadísimo e insufrible Eric Bogosian, no solo no se esfuerzan por mantener el nivel cualitativo de la anterior aventura (lo que no era difícil), sino que incluso lo hunden más.
Mientras tanto, Seagal está en su salsa, rompiendo articulaciones, lanzando a gente del tren, y dando matarile a todo al que le eche las zarpas (véase spoiler 2). Eso sí, para que el espectador respire un poco entre tanta paliza, no faltarán chascarrillos idiotas, además de un negro dándoselas de gracioso. Porque, sí, los negros están para hacer gracietas. O eso debió pensar Steven, quien también se reserva alguna frase, que para eso estaba en la producción (véase spoiler 3).
No obstante, a Seagal la jugada no le salió tan redonda como esperaba, porque los $60 millones que costó la tontería solo recaudaron $104 millones. O dicho en cristiano, que perdió dinero. De modo que, por suerte para quienes no comulgamos con este engendro de actor, nunca hubo una tercera parte, por mucho que Seagal vocease lo contrario en el 2016 vía Twitter.
En resumen, subproducto de acción muy caro para lo que ofreció. Seagal hace lo mismo de siempre, los malos terminan igual de perjudicados, y el cine sufrió otra de las llaves marciales de este pseudo actor. Se habla de un "reboot" de la saga desde hace un año.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
1º) Y a la que, según declaraciones de ella, Seagal le dejó caer alguna indirecta para ver si se le ponía a tiro, aun siendo menor de edad.
2º) Impagable alguna escena en la que Steven, incapaz de moverse con agilidad, trota donde debe correr, o pelea moviendo las manos para no cansarse mucho.
3º) Efectivamente, Seagal tuvo una productora y, como todo lo que tiene que ver con su persona, estuvo rodeada de polémica. Y de las gordas. Porque la empresa, que ha cambiado de nombre tres veces, se vio envuelta en un asunto turbio durante su primera etapa; aquélla en la que Seagal tenía por socio a un tal Julius Nasso. Resulta que este último intentó extorsionar a Seagal recurriendo a capos mafiosos, lo que dio pie a situaciones dignas de cualquier película del género. Al final, el socio de Seagal y sus amiguetes mafiosos acabaron detenidos por el FBI.
2º) Impagable alguna escena en la que Steven, incapaz de moverse con agilidad, trota donde debe correr, o pelea moviendo las manos para no cansarse mucho.
3º) Efectivamente, Seagal tuvo una productora y, como todo lo que tiene que ver con su persona, estuvo rodeada de polémica. Y de las gordas. Porque la empresa, que ha cambiado de nombre tres veces, se vio envuelta en un asunto turbio durante su primera etapa; aquélla en la que Seagal tenía por socio a un tal Julius Nasso. Resulta que este último intentó extorsionar a Seagal recurriendo a capos mafiosos, lo que dio pie a situaciones dignas de cualquier película del género. Al final, el socio de Seagal y sus amiguetes mafiosos acabaron detenidos por el FBI.