Un grupo de socios y amigos que son tan racionales que ante la toma de decisión de quien va a la cárcel por todos, contratan a un mediador para que les ayude a decidirlo. Pero como es de esperar, a medida que el tiempo apremia y que se van exponiendo argumentos, lo racional y objetivo da paso a lo emocional y al instinto de supervivencia. La cinta consigue enganchar al espectador por su planteamiento y porque a medida que suceden los diálogos, los reproches, suben los decibelios y aumentan los trapos sucios, va conociendo más a sus personajes, posicionándose, cambiando de idea a medida que unos y otros argumentan, y en resumen, adentrándose en el juego que le proponen.

En general buenas actuaciones, con momentos puntuales de lucimiento para todos y que ganan en naturalidad y empatía a medida que avanza el metraje. El que este sea tan corto, también ayuda a la sensación de un juego y/o aperitivo ligero, cosa que no que tenga que tomarse en su vertiente negativa, dado que no creo que busque algo más profundo. Quizá pudo explotar mejor sus bazas pero juega bien sus cartas.