La película empieza realmente bien con la llegada de Al Pacino (lo mejor de la película, con un gran lucimiento personal) al banco y el inicio del atraco, con dosis de humor y situaciones surrealistas muy logradas tanto por parte de él mismo como de los rehenes como de la policía. Aún así, estaba claro que la película antes o después cambiaría el rumbo y por desgracia lo hace a peor, diluyéndose bastante.

Apartir de la llegada de Leon, la cinta se pierde entre charlas telefónicas intrascendentes, negociaciones eternas y cansinas y con la sensación de que el protagonista se desespera al igual que su personaje porque no puede sostenerlo todo sobre sus hombros. Salvo alguna aportación puntual, los secundarios están de adorno, más aún su compañero de fechorías. Todas sus conexiones familiares para denotar esos cambios en su personalidad y traumas por haber estado en la guerra de Vietnam (tema central de muchas películas de la época) no son efectivos. En la parte final remonta el vuelo aportando algo de tensión, pero si su parte inicial es de notable alto sobresaliente y la final no está mal, la intermedia no llega al aprobado.

Nota: 5'5

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