Kate Winslet y Christoph Waltz son un matrimonio cuyo hijo ha agredido al vástago de Jodie Foster y John C. Reilly. Los primeros van a casa de los segundos a hablar del tema todo desde un punto racional y tan civilizado que sabes que todo es una bomba de relojería.

Como reza la sinopsis, adapta una obra teatral y se nota el estilo de este tipo de escenario en todo momento. Perfectamente la casa donde transcurre la película podría tener un patio de butacas delante viendo en directo la función.

La premisa no va más allá de lo mencionado pero como es de esperar, la cosa se va calentando entre ágiles y divertidos diálogos que van desde el acto que los reúne allí, al trabajo de los presentes, la lucha de sexos, crisis matrimoniales; con la aparición del alcohol en escena como momento cubre de la misma y con los personajes totalmente desatados.

Una de las claves de la cinta es la mencionada calidad y agilidad de los diálogos a la vez que las actuaciones de altos kilates que ofrecen todos ellos. La película no funcionaría sin la conjunción de ambas cosas. Su corto metraje también ayuda a esa sensación de ligereza y entretenimiento.

Nota: 6'5

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