Todos sabemos que lo fundamental en una buena película de ciencia ficción son las bragas de la protagonista. Gravity se decanta por enfundar a Sandra Bullock en un modelo culotte azul marino. Unas bragas ergonómicas, funcionales y sofisticadas. Pero nada eróticas, la verdad.

Ya habíamos asistido al antecedente de ver a Noomi Rapace luciendo culotte blanco en Prometheus. Y quedó patente que la precuela de Alien no acertaba con la talla, lo que generaba unas arrugas muy feas.

Me gustan las películas que te hacen reflexionar, y si lo piensas te das cuenta de que las bragas escasas, usadas y contundentes de Sigourney Weaver en Alien no tienen comparación alguna.

Por lo demás, Gravity es un videojuego cansino y repetitivo en el que Sandra va salvando su pellejo por los pelos una vez tras otra. Se engancha con la uña del meñique a un artefacto y se salva por los pelos. Está a punto de asfixiarse, pero se salva por los pelos, no arde en llamas por los pelos, no se congela por los pelos, no explota por los pelos, etcétera.
Tengo entendido que este bucle de salvarse de todo por los pelos es algo también conocido como "cine de acción".

En cuanto a los efectos especiales no solo son especiales, sino increíbles. No me los creo de lo buenos que son.
En lugar de en los cines, esta película debería proyectarse en un parque de congresos, en alguna feria dedicada a profesionales del 3D. Con el patrocinio de Intimissimi.

Si al menos hubieran elegido otras bragas para Sandra Bullock, la película aprobaría por los pelos. Un 4.