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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
6
Ciencia ficción. Aventuras El científico e inventor Alexander Hartdegen pretende demostrar que los viajes a través del tiempo son posibles. Una tragedia personal que lo ha sumido en la desesperación explica su deseo de volver al pasado. Pero la máquina de su invención, en contra de sus deseos, lo lleva al futuro, concretamente a 800.000 años después, donde descubre que la humanidad se ha dividido en dos bandos: los perseguidores y los perseguidos. (FILMAFFINITY)
19 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simon Wells, bisnieto del famoso escritor de ciencia-ficción H. G. Wells, es el encargado de versionar a la gran pantalla una de las obras más famosas de su bisabuelo: “La máquina del tiempo”. Esto ya de por sí pinta bien, pues todo queda en familia y cualquiera puede pensar que un consanguíneo de Wells tratará su obra con el respeto y la dedicación que se merece… pero estamos en el siglo XXI y en el cine comercial prima más la taquilla fácil.

El filme de Wells tiene dos partes bien diferenciadas y de calidad desigual. La primera parte, desde el comienzo hasta el viaje de Alexander (Guy Pearce) hacia el remoto futuro de los Morlocks, es sin duda la mejor. Se presenta a Alexander como un brillante científico, enamorado hasta la médula, y empeñado en controlar el tiempo a su antojo para corregir los errores del pasado. Consigue crear una máquina capaz de llevarlo, cual navegante, a través de las mareas temporales del pasado y del futuro. Wells muestra los retornos al pasado de forma emotiva aunque muy comercial, y consigue provocar en el espectador gran curiosidad por sus viajes hacia el futuro.

Todas estas diatribas temporales tan interesantes acaban de forma fulminante al entrar en la segunda parte, en la que Alexander sufre un accidente y “aparca” su máquina en el año 800.000. Aquí, la película se transforma radicalmente, pierde totalmente el interés y se reduce a una peliculilla de aventuras en la que el visitante del futuro, cual Taylor de “El planeta de los simios” (1968), es recogido por una tribu a la que ayuda contra unos seres similares a monos humanoides que les dan caza.

Si Wells relata los hechos de forma exponencial, también crecen de la misma forma las lagunas y los sinsentidos, sobre todo en la segunda parte antes comentada. ¿Humanos como nosotros dentro de 800.000 años? ¿Un holograma de biblioteca que sigue funcionando por entonces? Y podemos seguir enumerando muchos sinsentidos más, que acercan la película peligrosamente al despropósito. Pero el filme tiene su encanto, tiene un aroma especial que atrapa, y merece la pena disfrutarlo aunque sólo sea por su primera parte y por la notable partitura de Klaus Badelt.

Recomendable.
Richy
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