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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
6
Terror. Thriller El viaje de una familia se convierte en una pesadilla terrorífica cuando se adentran en una zona desértica de acceso restringido, donde el Gobierno está haciendo experimentos con energía atómica. (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Énésimo remake de otra película considerada clásica y adaptada a los nuevos tiempos o, mejor dicho, adaptada a las nuevas tecnologías FX. Esta vez le toca a Wes Craven, más conocido como el creador de Freddie Krueger, hacer de inspiración para que Alexandre Aja adapte la película de 1977 a una cinta de terror gore con todos los elementos que este género suele ofrecer, ni más ni menos.

"Las colinas tienen ojos" es, pues, un ejercicio de terror convencional que intenta mejorar el filme de Craven. Si lo consigue o no, no puedo decirlo, pues no he visto la original, pero lo que sí puedo afirmar es que es consecuente con lo que ofrece y da un buen espectáculo a los amantes de la casquería y las vísceras rellenas de llamativo color rojo.

Se juega con el "leit motiv" que explotó sobre todo el cine fantástico de los 50 y 60, por aquello del miedo nuclear y los efectos de la radiación sobre el tejido vivo. Aja nos muestra una especie de víctimas de experimentos nucleares que no sólo se ven horriblemente afectadas físicamente, sino que también padecen de una animadversión enfermiza contra todo aquel que sea distinto de ellos (vamos, contra todo ser humano que ose acercarse a ellos). Claro, que esa sangrienta voracidad les viene también por echarles la culpa de su situación al género humano en general, lo cual "justifica" de alguna forma su festival de sangre y vísceras que ofrecen al respetable.

Bukowski (Aaron Stanford) recuerda un poco a esos personajes semifracasados y "pringaos" de los filmes de Peter Jackson, enfrentados a situaciones límite. En este filme, Bukowski es un demócrata pacifista incapaz de tocar un arma ni para dispararle a un gato, pero las circunstancias harán que se convierta en todo un cazador, casi tan sanguinario como sus propias víctimas, para regocijo del espectador ávido de seseras abiertas.

Todo un espectáculo gore que cumple con lo que ofrece, sin mucho más que añadir.
Richy
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