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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
7
Ciencia ficción. Acción Cuando legiones de monstruosas criaturas, denominadas Kaiju, comienzan a salir del mar, se inicia una guerra que acabará con millones de vidas y que consumirá los recursos de la humanidad durante interminables años. Para combatir a los Kaiju gigantes diseñan un tipo especial de arma: enormes robots, llamados Jaegers, que son controlados simultáneamente por dos pilotos cuyas mentes están bloqueadas en un puente neural. Pero incluso los ... [+]
8 de enero de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El rico imaginario de Guillermo del Toro nos trae esta vez un impactante ejercicio visual a la misma vez que un vacío narrativo tan grande como los Kaiju.

El filme, en su contexto espacial e histórico, narra la defensa del planeta Tierra del ataque de unos monstruosos seres extraterrestres, los Kaiju, que tienen la misión de exterminar a la Humanidad para colonizar el planeta. Para combatir a semejantes criaturas, los humanos han ideado unos igualmente gigantescos robots, los Jaeger, pilotados por dos personas con la misma afinidad cerebral, con los que combaten a los Kaiju en igualdad de tamaño y condición. Las batallas se ganan pero siguen apareciendo cada vez más Kaijus y más poderosos que ponen a prueba a unos robots cada vez más vulnerables a los ataques.

Del Toro juega, cual niño friki crecidito que es, a las peleas de monstruos y robots con los millones de dólares de presupuesto que han dejado en sus manos. Lejos de distribuirlos entre elaborar una trama interesante y dar espectáculo visual (que se puede, y él lo sabe porque ya lo ha hecho anteriormente), se decanta por gastarlo todo en el CGI, dejando la película como un mero (y caro) divertimento de blockbuster. Eso sí, aunque la historia sea de encefalograma plano, el espectáculo es mayúsculo: las peleas entre los Kaiju y los Jaeger son épicas, brillantes y grandiosas, de una calidad técnica y visual verdaderamente impresionante. Las reminiscencias a los “Transformers” son claras, pero los Jaeger y Kaiju de Del Toro superan con creces a los Autobots y Decepticons de Michael Bay en poderío visual y emoción.

Hay poco cine de autor en “Pacific Rim” en cuanto a estructura, pero no así en cuanto a influencias. Del Toro homenajea a Ishiro Honda, responsable de “Godzilla” (1954) y pionero de todos los monstruos nipones cinematográficos que vendrían después. Esto no sólo se aprecia en los combates sino también en el pretendido toque asiático del filme, tanto en escenarios como en la participación siempre bienvenida de Rinko Kikuchi: mezcla de belleza y talento, a pesar de que en la presente cinta no tenga muchas oportunidades de lucirse. Otro homenaje, algo más velado, es el que da a Ray Harryhausen, rey indiscutible del stop-motion al que Del Toro, como artesano de los FX que siempre ha sido, tiene en gran estima, aunque “Pacific Rim” sea una descomunal contradicción digital.

El director mexicano sabe perfectamente dónde se mete y el por qué. Es obvio dónde se ha ido todo el dinero al ver el escaso nivel interpretativo de todos los actores, con unos papeles planos y excesivamente estereotipados. El único personaje algo interesante es el de Rinko Kikuchi, cuyo pasado, narrado a base de flashbacks, es el único momento de la cinta en donde Del Toro se permite poner sus personales pinceladas góticas. Entre los secundarios destacan, aunque sólo sean como anécdota, los obligados cameos de los amigos: Santiago Segura y Ron Perlman, este último con un papel hilarante cuanto menos.

En plena era digital, y ante la saturación de efectos CGI en las salas, es todo un logro que “Pacific Rim” destaque precisamente por ello. Recomendable verla en pantalla grande, o como mínimo, en una televisión con HD incorporado.
Richy
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