Como en cualquier parte, en el mundo del cine hay locos y locuras. Y, como en cualquier parte, a veces las locuras son necesarias para romper con la monotonía. Eso es lo que ha hecho Luc Besson con el cine de ciencia-ficción más conservador: echarle humor (por no decir otra cosa) a una de las apuestas más arriesgadas (y caras) del cine europeo.

"El quinto elemento" es la típica película que odias a muerte o veneras, pues es realmente excesiva en todo: en planteamiento, en desarrollo, en personajes, en música, en efectos especiales... y sobre todo en el tono de humor, mezcla entre socarrón y ridículo, que respira toda la proyección. Luc Besson nos muestra un futuro de alta tecnología y comportamientos estúpidos, donde permanecen los estereotipos del cine de siempre: héroe (Bruce Willis), villano (Gary Oldman), chica mona (Milla Jovovich) y secundarios inútiles que sirven para aclarar tramas (Ian Holm) o, simplemente, para irritar al respetable (un insufrible Chris Tucker).

El despliegue de efectos especiales es bastante impresionante y logrado, pero lo que le da realmente la chispa al filme es su planteamiento. Las situaciones ridículas son tantas que muchas veces llegan a dar vergüenza ajena, pero todas están dentro del tono general y no desentonan en ningún momento de la proyección. Luc Besson se ha tomado el filme como una descomunal broma con la que ha querido realizar una película muy simple en el fondo, pero repleta de adornos y toques personales cercanos a la estética del videoclip.

Como ya hizo con la magnífica "Leon", Besson vuelve a contar con Gary Oldman de nuevo como villano, pero su personaje no logra la fuerza que despedía en "Leon". Es un antagonista cruel pero estúpido, y realmente su presencia no inquieta sino más bien lo contrario. Se echa en falta mayor presencia suya en el metraje.

En fin, podemos decir que Besson acierta de nuevo pero se arriesga a caer en la ridiculez demasiadas veces. El filme es sumamente entretenido, con tomas de acción muy logradas (en las que Besson es todo un maestro) y una riqueza visual adecuada para el abultado presupuesto del filme. Junto con Bruce Willis en toda su salsa, supone en su conjunto una película de las que pocos olvidan... para bien o para mal.