A ver si me aclaro: el film dirigido por este danés Nicolas Winding Refn, salvo por una espectacular fotografía y una música puesta de maravillas, es un fiasco que no se sabe bien por donde cogerla, como olla hirviendo sin manijas... Salta de una escena a otra sin continuidad y de una manera grotesca y sin sentido, tampoco se sabe bién que quiere contar sobre un preso extramadamente violento, que aunque algunas pinceladas de su niñez tratan de justificar, todo se sumerge en una superficialidad, incoherencia y estupidez con muy poco sentido. Pero ahora sí: "la actuación de este Tom Hardy es descollante al límite del Oscar", pero es que sus movimientos, sus gesticulaciones, miradas, silencios, gritos y exclamaciones, su violencia imparable, sus monólogos en el escenario, su diálogo con la mujer, sus sonrisas y su llanto, su ingenuidad a veces y su locura casi siempre son para mi humilde entender un despliegue de verdadero arte escénico, parece ser un verdadero actor de teatro, si bién no indagué en su currículum, su interpretación linda lo magistral, y me banqué este bodrio solo por degustar su maravillosa puesta en escena.