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Voto de versoddk:
3
24 de febrero de 2011
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joseph K. empieza la película enfrentándose a la angustia de lo inexplicable. Este sentimiento no se separará de él, y cuanto más intenta encontrar una explicación a su detención, más indefenso se verá ante el entramado de poder. Desde la escena de la detención, en la propia habitación de K., los encuadres logran una composición que oprime al personaje, resaltando su agobio y claustrofobia entre las cuatro paredes y también entre el suelo y el techo, a los que Welles busca dar importancia. Se utiliza el gran angular con distorsión y mucha profundidad de campo, para relacionar en distintos términos al protagonista y a aquellos que le consideran culpable.
El proceso judicial pasa a ser el motor de vida de K., el cual inicia un proceso de búsqueda activa de una solución para su caso. El personaje cruza puertas constantemente y pasa de unos espacios a otros aún más inverosímiles, reflejando su proceso interno y la confusa burocracia que debe sortear. K. llega a pensar que puede ser culpable, se dice que todos los humanos son impuros y las contrastadas luces y sombras de la iluminación lo reafirman. K. está acusado pero lucha, de lo contrario su condición de culpable lo convertiría en una especie de infraser arrastrado, como el que vive como un perro en la casa del abogado. Esta subtrama y la de su romance con Leni en esa misma casa están filmadas con los personajes más o menos estáticos creando movimiento mediante un montaje agresivo. Aparte de esas situaciones, la película está dominada por la búsqueda infructuosa, filmada con planos larguísimos en movimiento, a menudo en localizaciones amplísimas que hacen de K. una persona diminuta ante un mundo que le queda grande y no puede controlar. Algunos de estos espacios (oficinas, juzgado, teatro) están llenos de personas anónimas y, aunque K. ha sido señalado, cualquiera de ellas es culpable de pertenercer a semejante sociedad. Es posible crear tantas y tan difusas leyes que uno pueda ser culpable de cualquier cosa, y lo más injusto en una defensa es que se invierta la carga de la prueba.
(Sigo abajo un spoiler leve y opiniones personales)
El proceso judicial pasa a ser el motor de vida de K., el cual inicia un proceso de búsqueda activa de una solución para su caso. El personaje cruza puertas constantemente y pasa de unos espacios a otros aún más inverosímiles, reflejando su proceso interno y la confusa burocracia que debe sortear. K. llega a pensar que puede ser culpable, se dice que todos los humanos son impuros y las contrastadas luces y sombras de la iluminación lo reafirman. K. está acusado pero lucha, de lo contrario su condición de culpable lo convertiría en una especie de infraser arrastrado, como el que vive como un perro en la casa del abogado. Esta subtrama y la de su romance con Leni en esa misma casa están filmadas con los personajes más o menos estáticos creando movimiento mediante un montaje agresivo. Aparte de esas situaciones, la película está dominada por la búsqueda infructuosa, filmada con planos larguísimos en movimiento, a menudo en localizaciones amplísimas que hacen de K. una persona diminuta ante un mundo que le queda grande y no puede controlar. Algunos de estos espacios (oficinas, juzgado, teatro) están llenos de personas anónimas y, aunque K. ha sido señalado, cualquiera de ellas es culpable de pertenercer a semejante sociedad. Es posible crear tantas y tan difusas leyes que uno pueda ser culpable de cualquier cosa, y lo más injusto en una defensa es que se invierta la carga de la prueba.
(Sigo abajo un spoiler leve y opiniones personales)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Vi El proceso hace unos años y la he vuelto a ver de nuevo. Ninguna de las dos veces he logrado entrar en la película. Comprendo lo que siente el protagonista, pero lo veo desde fuera y no me involucro en su búsqueda. Puede que el peligro de que gran parte de las situaciones no tengan sentido y las escenas estén inconexas sea propiciar que el espectador pierda el interés (a no ser que enganche visualmente y por la emotividad de cada escena por separado), porque por más caminos que recorra el personaje, sabemos que su situación no va a distar mucho de la de partida. No sé si intuyeron reacciones como la mía y por ello la propia película comienza con un narrador que dice “la lógica de esta historia es la de un sueño o una pesadilla”. Este aviso no se hace en el libro de Kafka y me parece una autojustificación cobarde, puesto que lo leal con el espectador sería advertir de la naturaleza de la obra en el trailer o en la información previa a que el espectador entre en la sala. Una vez dentro, estamos expuestos al espectáculo y lo mejor es sorprenderse descubriéndolo.