Cada diálogo entre Gere y su hija es pura tensión, puedes percibir los sudores fríos que le entran cuando va viendo que le va a descubrir o cuando sus empleados le van dejando caer que la compra se puede truncar. Por el otro lado tenemos la parte policiaca, una rutinaria historia donde un pasadísimo Tim Roth hace del típico detective al borde de la línea que todo lo va deduciendo. Entre que el policía le cala muy rápido, y que en ningún momento ves peligrar a Gere porque pueda acabar en la cárcel, se hace lentísima toda la parte referente a la investigación.

En fin, que no deja de ser un thriller más del montón con cierto tufillo a telefilm.