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España España · Castellon
Voto de Diego:
8
Comedia. Drama Truman Burbank es un hombre corriente y algo ingenuo que ha vivido toda su vida en uno de esos pueblos donde nunca pasa nada. Sin embargo, de repente, unos extraños sucesos le hacen sospechar que algo anormal está ocurriendo. Todos sus amigos son actores, toda su ciudad es un plató, toda su vida está siendo filmada y emitida como el reality más ambicioso de la historia. (FILMAFFINITY)
3 de junio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El Show de Truman” nos muestra la vida de Truman Burbank, un hombre corriente cuya vida es una gran mentira, puesto que es el protagonista de un reality show visto por millones de personas.

La película puede parecernos, a priori, una simple comedia cuyo único fundamento es criticar el sinfín de programas “basura” que imperan en nuestras televisiones, pero poco a poco nos vamos dando cuenta de que va mucho más allá, sugiriéndonos una reflexión acerca de qué pasaría si nuestra vida fuera toda una farsa, donde nuestros amigos, familiares y, en definitiva, todos nuestros seres queridos, son simples actores que buscan nuestro amor y cariño para conseguir cantidades ingentes de dinero. Poco a poco esa “simple comedia” se va transformando en un gran drama que nos hace recordar la mítica caverna de Platón, con una continua lucha por salir de un mundo irreal aunque con un gran temor a la incertidumbre de lo que habrá fuera de él.

Además, nos hace pensar sobre la creciente importancia que tiene en la gente los elementos materiales, dejando atrás y olvidando elementos verdaderamente importantes, como la calidad humana; una falta de calidad humana que se lleva a su máximo esplendor con el personaje de Meryl, su esposa, quien es capaz de pasarse toda su vida envuelta en un matrimonio con un hombre a quien no ama, pero que, a su costa, consigue lo más preciado por la sociedad contemporánea, la fama y el dinero.

Por un lado, en la película se va viendo una gran intromisión en la vida privada de Truman, colocando cámaras y micrófonos en todas las partes de su casa, con el aliciente de que todos sus esfuerzos, progresos y logros conseguidos hasta el momento no son más que mentiras ya pactadas de antemano por los guionistas y productores.

Ni que decir tiene, además, la continua intromisión en su derecho al honor, intimidad y a la propia imagen, sobrepasando por mucho la libertad de información y de expresión, mediante la colocación de cámaras ocultas incluso en su baño o en su dormitorio, y llenando su hogar de un sinfín de elementos publicitarios y otros elementos que orientan la vida del personaje hacia donde ellos desean.

En la película aparece cómo tales productores llegan incluso a hacerle creer al protagonista que su padre fallece de una forma horrible, ahogándose en el mar con la única intención de crear en Truman un miedo al agua que le impida salir al mundo real, garantizándose de este modo la continuidad del “show” y sin tener en cuenta los sentimientos, emociones y traumas que le pueden ocasionar en su vida, una vida que él no ha elegido.

Sobre la libertad personal, la vemos claramente dañada durante todo el film, aunque especialmente en el momento en el que empieza a sospechar de la gran patraña que es su vida, momento en el que intenta huir por todos los medios sin éxito, tanto por mar como por carretera, llegando la productora incluso a provocar atascos en el tráfico que llevan a Truman al borde de la desesperación, causada por una descomunal impotencia de sentirse prisionero en su propia vida. Sin embargo, siempre hay un rayo de esperanza en la libertad de Truman, pues tal y como dice el propio protagonista “nadie ha conseguido poner una cámara en mi cerebro”, esto es, podrán controlar su vida, pero nada ni nadie le podrá arrebatar la libertad de pensamiento, inherente a todo ser humano.

Uno de los aspectos más relevantes es la manipulación de los medios de comunicación, a mi parecer, núcleo central de la película.
“Soy el creador del programa de televisión que llena de esperanza y felicidad a millones de personas”
Esta frase es repetida continuamente por el productor del show, con ella, se muestra una sociedad manipulada en la que la vida de Truman está pasada por filtro convirtiéndola en algo falso a la par que entretenido; sin embargo, como también ocurre en la actualidad, son los propios televidentes los que se “autoengañan” al anteponer su diversión a la verdadera realidad que tienen delante de sus ojos, una realidad adulterada que saca del ser humano su aspecto más vicioso y carente de toda racionalidad.

Finalmente, cabe destacar el único personaje que encarna la bondad humana, Sylvia, una mujer que entra como extra en el show y de la que Truman se enamora con tan solo mirar.
Esta es la única que intenta hacer ver al protagonista la realidad que le rodea. Por lo tanto, aunque el productor la retira rápidamente del programa, Sylvia se convierte en una persona fundamental para el desarrollo del show y también para la vida de Truman, hasta el punto de que, debido al afán de encontrarse de nuevo con ella, éste encuentra la puerta que le brinda la oportunidad de salir de esa falsa realidad que conoce, y donde debe decidir si quedarse o descubrir un mundo nuevo aunque aterrador.
Diego
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