Inspirada en la novela de Thomas Mann, narra la llegada de un compositor alemán en declive (claramente referido al gran Gustav Mahler) que llega a principios del siglo XX a Venecia con el fin de pasar un tranquilo verano. Allí, sin embargo, quedará prendado por la belleza de un rubio adolescente (Andrésen), algo que le hará caer aún más, a la par que la decadente Venecia comienza su declive particular: la llegada de la peste.
Normalmente uno de los films más reputados de Visconti y, sin embargo, no más que una película de tan buenas intenciones como muy limitados resultados. Esta reflexión ético/filosófica acerca de la decadencia y la muerte queda como una obra envarada, que en su análisis/reflexión paralelo acerca de la búsqueda de la belleza y de sus entrañas, queda poco convincente.
Es valorable el esfuerzo de Visconti por su forma de hacer cine a contracorriente, su amaneramiento formal y su plácida paciencia, pero eso, junto a la magnífica interpretación del gran Dirk Bogarde, no hacen de ella, en caso alguno, ni un clásico ni una obra maestra.
Memorable final desolador y conmovedor. Música del propio Gustav Mahler, para muchos entendidos el mejor compositor de la Historia de la Música.