Una pesadilla de cine negro, servida maravillosamente por Lang y con un guión soberbio del imprescindible Nunally Johnson que lleva y arrastra al espectador hacia una telaraña pasional y de asesinatos preñada de tensión psicológica.
Técnicamente sobresaliente y con una memorable interpretación de Edward G. Robinson, es una obra maestra en la que Lang utilizó una vez más los resortes del industrializado cine americano para elaborar esta particular pesadilla casi expresionista y dónde se da cita la temática del autor alemán: el tremendo poder del destino, la muerte que se cruza inesperadamente en el camino, la pasión hacia el mundo femenino por tipos normales que viven en aparentes familias idílicas, las historias de amor permanentemente infelices...
Un año después Lang repetiría reparto (Robinson, Bennett y Duryea) en un "remake" de una película de Renoir, "La golfa", que aquí se tiuló "Perversidad" y que resulta también otra obra de cine negro altamente considerable, aunque me parece inferior a ésta.