La canción del mar

Érase una vez un lugar donde las hadas se han convertido en piedra; donde las historias cobran vida; donde los sencillos trazos alcanzan volúmenes imposibles; donde los intrincados diseños celtas ocultan una ancestral magia; donde seres fantásticos pueblan los verdes bosques y donde existen focas que pueden adquirir forma humana. Esa es la Irlanda de Tomm Moore, la que revive sus leyendas en La canción del mar. Y hay talento y buenas historias, y maestría técnica, más allá de Disney, Dreamworks e incluso que la fantástica Pixar. Y eso es Cartoon Saloon, los estudios de animación que el realizador irlandés ha fundado.

Deja que te cuente la historia de Tomm Moore, un realizador que quería crear una película que encantara a grandes y pequeños, como El libro de la selva o Mi vecino Totoro; y que, al igual que el gran Hayao Miyazaki, rescata las leyendas de su tierra natal, convirtiéndolas en imágenes animadas tradicionales, un aparentemente sencillo 2D, pobladas por personajes del flocore irlandés.

Así, se entreteje la tierna historia de un padre y sus dos hijos; del pequeño Ben, que descubre que su hermana pequeña, Saoirse, puede ser una Selkie, una mitológica niña foca que puede liberar con su canción a los seres mágicos de un terrible encantamiento lanzado por la Bruja de los Búhos.

Un cuento sobre el amor, la familia, la identidad y, sobre todo, la magia. Todos estos ingredientes se encuentran entrelazados en esta preciosa historia, apta tanto para niños como adultos que, además, disfrutarán con la factura técnica de la animación. Aunque parezca creada con sencillos trazos que redondean las figuras, poseen la cantidad necesaria de detalles, sobre todo en los fondos, y que en algunos casos pueden simular hasta acuarelas.

Moore ha perfeccionado su propuesta en este segundo largometraje, tras la estupenda El secreto del libro de Kells, con una tierna historia mucho más sentimental que su primer filme, convirtiéndola prácticamente en uno de esos cuentos que se narran al borde de la cama para los más pequeños. Los adultos solo deben dejar entrar esa ilusión que nos hacía disfrutar cuando éramos niños, cuando pensábamos que las hadas podían ser reales y los bosques eran lugares encantados.

Una fantástica propuesta para disfrutar de nuevo de la animación tradicional y de una preciosa historia que hará las delicias del niño que todavía llevamos dentro.

Lo mejor: las maravillas que se pueden crear en animación tradicional; la sensibilidad que se esconde tras la historia y los trazos animados.

Lo peor: que este tipo de joyas no consigan la promoción apabullante de las cintas de animación hollywoodienses.

http://www.bollacos.com/la-cancion-del-mar-la-magia-de-la-sencillez/

'La canción del mar' es una de las películas que a Miyazaki le hubiese gustado hacer, o hubiese hecho de haber nacido en Dundee, la ciudad de la invasión de los unicornios.
Más hipnótica que entretenida. Más cautivadora que buena. Más mágica que ingeniosa.
El trazo con formas geométricas, espirales y demás, unido al 2D en el que la profundidad es un juego visual, son dos componentes muy a destacar.
Los sonidos, la ambientación, los personajes...todo como digo, hipnótico y cautivador.
¿La historia? Pues no controlo mucho de mitología irlandesa, pero la se me hizo algo confusa, y con apariciones y actuaciones muy "convenientes" para la película. La niña Saoirse es la estrella de la función.
Fue merecida su nominación al Oscar de aquel año a mejor película animada. Como poco es interesante, aunque su 7'6 se me antoja excesivo

¿Habéis jugado alguna vez al "Dixit"? Si no habéis jugado nunca os lo recomiendo, si lo habéis hecho sabréis por qué lo menciono: es un juego de mesa compuesto por cartas con dibujos animados muy dulces y encantadores. Pues bien, toda la película es un gran vídeo con el arte del "Dixit", es una secuencia de escenas muy bellas, cada fotograma es una obra de arte que te encantaría tener en tamaño póster en tu habitación o en la habitación de tu hijo/a si tienes.
El argumento no es complejo ni necesita serlo, es una pequeña aventura para todos los públicos que hará disfrutar por igual a pequeños y mayores. y la banda sonora es muy, muy buena.
Los personajes principales son entrañables, la niña protagonista os embelesará y hasta los malos no son tan malos.
En fin, una película muy recomendable para esos días en los que el mundo es demasiado feo y necesitas ver algo que te mejore el ánimo.

De esta obra pueden hacerse dos lecturas; una simple y una algo mas compleja.

La simple nos indica que, efectivamente, tenemos ante nosotros, para ocular deleite, una de las mas excelsas, y preciosistas películas de animación que puedan verse; de factura técnica sobresaliente. Además de esto, podríamos decir que es un bonito cuento de niños.

En una lectura algo mas detenida, la película propone ser una puerta de entrada para quienes, como yo, neófitos, desconocemos casi por completo la mitología céltica e irlandesa.

Gigantes, selkies, brujas o kelpies entran a escena, por no hablar de las hadas o los Tuatha Dé Danann que pueblan el mundo de Tír na nÓg. Recónozcamoslo caballeros, estamos "ALGO PECES" jaja. Si nos hemos enterado de algo es porque es un cuento de niños; y es este, sin duda, un valor de la película, servir de preludio o de acercamiento a un escenario que es bastante arcano y desconocido, el de la mitología celta.

Dicho esto hay que poner en valor que existen detalles que nos hacen ver que el mundo feérico y el humano se identifican y tocan en varios puntos:

Ben se identifica con el gigante Manannán mac Lir. Efectivamente, el y su fiel perro Cu, representan el sentimiento, la lucha, el dolor por la perdida de un ser amado. Así también el gigante Manannán, con sus dos canes kelpies, representan esos mismos valores y ese dolor; Sus lagrimas: el origen del mar.

La figura de la abuela se identifica con la bruja Macha. Ambas, quizás sin malas intenciones creen saber lo que es mejor, siquiera para Ben, siquiera para Manannán, intentando en uno y otro caso alejarles de sus sentimientos, bien sea poniendo tierra de por medio, bien sea petrificando a través se sus rapaces su colosal figura respectivamente. En ambos casos el objetivo es evitar sufrimiento, mas quizás esto no sea posible sin vaciar de sentimiento.

Qué corazón tiene el cine de Tomm Moore. Qué alma. Qué magia. Sobre todo qué magia.
La canción del mar es como una versión 2.0 de El libro de Kells, su hermana mayor. Igual de encantadora, igual de mágica, todavía mejor hecha y con el mismo problema que tenía aquella. La canción del mar es una gozada. Es una película preciosa, con una historia encantadora, profundamente enraizada en la mitología irlandesa y con personajes muy cercanos al espectador. Además, tiene una animación absolutamente extraordinaria, muy tradicional y a la vez muy perfecta en lo técnico, que da unas imágenes preciosas (atención a las escenas de Saoirse bajo el agua). Sin embargo, Moore no sabe canalizar bien el encanto de esa historia tan mágica que tiene porque le da por alargarla hasta la extenuación. Esta es una historia de máximo setenta minutos, no de noventa. La canción del mar se alarga en demasía y lo paga en su ritmo, estupendo durante su primera media hora.
En definitiva, una propuesta más que notable, una película de enorme belleza y muy aceptable para mayores y pequeños. Déjense llevar por el canto del mar. No les decepcionará.

Lo mejor: La animación, extraordinaria, la magia que desprende y su innegable encanto.
Lo peor: Es a todas luces demasiado larga. La historia no da para tanto.