Perros de paja

Un día de furia en la Inglaterra rural de comienzos de los 70. Interesante historia que muestra más violencia psíquica que física en ocasiones.

¡Qué extraña y maravillosa pareja nos brindó Peckinpah!

¿Por qué Peckinpah ideó esta sangría y escarnio humano?, ¿para criticar la violencia sin sentido o violencia a secas?, ¿para satisfacción de unos pocos?, ¿para satisfacción de muchos?.

De cualquier manera gracias Peckinpah por presentarnos la tentación untuosa y suntuosa hecha morbo y llamada Susan George. Yo ví la película con la misma inquietud de espíritu con que Kazantzakis escribió su gloriosa novela La Última Tentación.

¡Cómo hubiera deseado ser profesor de matemáticas en aquella Inglaterra de los setetenta, y haberme inventado fórmulas y algoritmos que describieran con precisión matemática la perfecta sensualidad de mi amada esposa!!!!

Aunque pensándolo bien yo no hubiera sido tan gilipollas y hubiera mandado a la mierda todos mis cálculos y mis fórmulas y hubiera dibujado en la pizarra mil y una formas de hacer el amor con Susan.

Bien narrada, bien interpretada y ....BUENA ENSEÑANZA.

Hay cierta gente (brutos, maleantes, violentos) que no comprenden más que su propio lenguaje. Cualquier intento de razonar con ellos es vano, motivo por el cual, si queremos protegernos a nosotros mismos y a nuestras violables hembras, debemos armarnos hasta las pestañas y entrenarnos para darles la del pulpo si se tercia.

Con este ideario, que haría segregar saliva a Charlton Heston y sus asociados del Rifle, construye Peckimpah un relato ultrarreaccionario, guiado por un espíritu voyeur de violencia y sexismo, en el que la barbarie analizada no merece crítica sino comprensión y justificación.

Formalmente trasnochado.

Ideológicamente también.

Desde el neolítico más o menos.