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Café Society

Comedia. Romance Los Ángeles, años 30. En la meca del cine, el joven recién llegado Bobby Dorfman (Jesse Eisenberg), sobrino de un poderoso agente y productor de Hollywood (Steve Carrell), se enamora de Vonnie (Kristen Stewart), la guapa secretaria de su tío Phil. (FILMAFFINITY)
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Críticas 192
Críticas ordenadas por utilidad
10 de octubre de 2016
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Cuando admiras a alguien que te ha hecho reír, emocionarte, pensar, soñar, en definitiva, disfrutar de muchas película es muy difícil que pueda decepcionarte y a mi el genio judío de gafas de pasta jamás me decepciona.
Es cierto que estos últimos años de su prolífica y puntual producción anual nos ha ofrecido muchos altibajos, pero es que el ingenio también descansa y tiene derecho a tomarse un respiro.
Jamás ha habido, por lo menos que yo haya conocido, un contador de historias como Woody Allen dentro del lenguaje cinematográfico. En pocos planos y unos pocos diálogos te ves inmerso en una trama por la que desfilan unos personajes que enseguida te son cercanos y que crees conocer hace mucho tiempo. Es cierto que los temas de Woody siempre son los mismos y le da una mil vueltas a sus obsesiones. La religión, la muerte, el amor, la culpa, las relaciones humanas, la vida en general. Pero lo hace con una maestría que muchas veces roza la perfección. En Café Society, vuelve a enfrentar a su adorado Manhattan con el siempre superficial Hollywood y nos muestra con los cálidos pinceles de Storaro una bonita historia de amor salpicada con su pesimismo habitual, mientras desfilan ante nosotros todos los estratos sociales de la alta sociedad americana de aquellos turbulentos años. Con la ya entrada madurez, Woody Allen puede que haya perdido acidez e ironía, pero ha ganado una visión mas romántica y serena de esa, comedia +tiempo = tragedia, que es la vida para este genio irrepetible del séptimo arte.
Kleiber
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11 de octubre de 2016
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Woody Allen es posiblemente el director más disciplinado y prolífico de la industria cinematográfica estadounidense. Es impresionante ver como es capaz de realizar al menos una película al año, desde 1982; y eso que el maestro neoyorkino cuenta con 80 primaveras recién cumplidas (y por supuesto, bien llevadas). Tras la interesante "Irrational man" (Id, 2015) este año 2016 nos presenta "Café Society", protagonizada por unos jóvenes Jesse Eisenberg y Kristen Stewart, bien acompañados por Steve Carrell, Blake Lively y Corey Stoll.

En esta ocasión, Allen nos sumerge en plena década de los años treinta, con un star system hollywoodiense consolidado, tras la llegada del sonoro y la inauguración de los premios Oscar. El director de "Annie Hall" nos muestra un rutilante Sunset Bulevard repleto de ostentosas mansiones, productores, actores, prostitutas, clubes nocturnos, gánsters, cadáveres sepultados en cemento y cine... mucho cine. Porque "Café Society" es una sincera carta de amor hacia el séptimo arte... a como se hacían las cosas en la edad dorada de Hollywood. El retrato de la meca del cine es espectacular, siendo éste uno de los grandes logros de la película.

La premisa se centra en Bobby Dorfman (interpretado por un genial Jesse Eisenberg), sobrino de un poderoso agente y productor de Hollywood (encarnado de forma brillante por Steve Carrell), que se enamora de Vonnie, la guapa secretaria de su tío Phil (llevada a cabo por una Kristen Stewart que se ha despojado del sambenito de "Crepúsculo", estando realmente muy bien). Huelga decir que Woody Allen es un gran director de actores, capaz de sacar el máximo partido de cada uno de ellos. En "Café Society" están todos realmente notables, interactuando de maravilla entre ellos, siendo otro de los puntos fuertes del filme. Aunque lo que más me ha gustado es que, tras su periplo por algunas de las principales ciudades europeas (como París, Barcelona, Londres...) vuelve a su queridísimo Manhattan, ese mismo escenario en el que ha filmado verdaderas joyas cinematográficas... y es que parafraseando al mismísimo Allen en esta película... hay amores que son para siempre y la ciudad neoyorkina lo es para él; su gran y verdadero amor.

También es necesario reseñar que la película está muy bien rodada, con una preciosa fotografía que ensalza la belleza de todos los entornos por los que se mueven los personajes, sobretodo el de una Manhattan arrebatadoramente cautivadora. El guión es ligero y bastante ingenioso, mucho más que la floja "Magia a la luz de la Luna" (Magic in the Moonlight, 2014); no obstante, queda un escalón por debajo de obras como "Días de radio" (Radio days, 1987), "Balas sobre Broadway" (Bullets over Broadway, 1994) o "Medianoche en París" (Midnight in Paris, 2011) por citar algunas.

En síntesis, "Café Society" es una película maravillosa, que demuestra a un Woody Allen en plena forma, relatándonos una historia de amores imposibles con un trasfondo triste y melancólico; marcada por la división de clases y el poder adquisitivo; marcada también por el ritmo de jazz de la estupenda (como siempre) banda sonora; y con un precioso final que deja bien patente que los sueños, en esencia son solo eso, simplemente sueños.
La Taverna del Mastí
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12 de octubre de 2016
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Nueva genialidad de la mano del viejo maestro que aquí nos regala una preciosa película sobre el desamor y los desencuentros. Como una especie de Annie Hall de pasada por el tamiz de Scott Fitzgerald y que tiene todas esas virtudes que tanto nos gusta del cine de Woody Allen. De acuerdo, el viejo maestro ha jugado a lo seguro: la fotografía de Vittorio Storaro es simplemente magnifica, llena de luces y brillos; el guion es magnífico, una de las reflexiones más agudas sobre el desamor que ha escrito nunca Woody Allen, en una época donde la infidelidad, el divorcio, los amantes o el primer era un poco más ingenuas que hoy en día; las interpretaciones son perfectas (es increíble como algunos actores no especialmente destacables aquí están soberbios) y tiene una de las bandas sonoras mas fáciles y efectivas de la filmografía de Allen. Es decir: se ha asegurado la jugada, como una especie de testamento crepuscular sobre el amor y el desamor. Aquí no hay riesgo alguno, pero incluso eso, se le perdona porque la película es soberbia, con alguno de los más hermosos momentos del cine Allen (incluido paseo en Central Park) y algunos de los más humorísticos (como todo ese debate sobre los judíos y el cristianismo alrededor de la muerte). Es decir, Allen es un viejo zorro sabedor que no le quedan muchas películas (al menos con la mente tan preclara como ahora) por lo que se ha sacado de la manga uno de sus mejores guiones y lo ha colocado en uno de los mejores (y más funcionales) marcos de todo su repertorio. De esa manera es imposible que “Café Society” no funcione. Cine efectista pero totalmente efectivo, y eso solo puede hacerlo alguien que sea un auténtico maestro.
El Criticón
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14 de octubre de 2016
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En la poesía de Benedetti en ocasiones es claro una imagen, una mujer a lo lejos que se amó y no se olvidó, Borges aún menos romántico también escribió de ello, Cortázar dedico su mejor novela a una relación de cronopios con una mujer inolvidable, y en la música los casos son vastos, tal vez el que más recuerdo ahora es del cantautor y poeta Silvio Rodríguez, algunas de sus canciones dedicadas a una mujer sentada en una silla que estaba siempre con alguien más. Aunque la película de Allen va más allá de ese topic, sí el tema central es ese regreso a un viejo amor que nunca se fue en realidad, casi el presagio de aquella frase Sabinera “Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”. Con la sutileza que nos tiene acostumbrados y siendo la misma voz de Allen en off la que lleve el hilo del relato y descripciones, Café Society es un filme modesto de un gran director, un filme modesto que para cualquier otro realizador sería una obra mayor poder hacerlo, pero Allen es de los gallos viejos, un cineasta de los que ya no quedan, y está bien a pesar de su edad y el ritmo extraordinario de película por año que le pidamos más, siempre más. Café Society también tiene una fortísima referencia hacia la imborrable Casablanca, insisto esos regresos, esas ausencias que nunca se van. Muy buena la participación de Eisenberg y Stewart en los roles principales, el trabajo de arte es maravilloso para llevarnos al viejo Hollywood, y la musicalización es punto para reforzar. El filme tiene su sátira (obvio en Allen) y su par de momentos en donde se denota la todavía genialidad de su autor, sin embargo parece que el cierre no convence, como que falto un punch más consistente, y no hablo de los últimos planos, sino de los 30 minutos finales que le faltaron riesgo y sustancia narrativa. El final si me gusta, el final es una muestra de que somos lo que decidimos, eso somos y hay que cargar con ello. Hay cosas que nunca se dejan de sentir dice en un diálogo el personaje de Jesse, y la felicidad es sin duda muy relativa. Buen filme.
CINELOCURA
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16 de octubre de 2016
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Hay que reconocer que Woody Allen es un lince a la hora de promocionarse como cineasta. Lo lleva haciendo muchos años y los incautos de los crítica ( en especial los europeos ) se han tragado el anzuelo sin casi inmutarse.
En tiempos de filmes pretenciosos, el campo está abonado para que el genio de Nueva York siga encandilando a los europeos con su pretendida intelectualidad de gran "autor".
El problema es que el director siempre nos sirve la misma historia, pero con pequeños retoques.
Se repite y además no tiene gracia.
Esa gracia y brío que sí tenían sus primeros trabajos.
FORTRESS
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