Paperman (C)

El tema sobre dos oficinistas que encuentran el amor a través de lo monótono y cotidiano o en entornos grises, no abarca mayor novedad en tiempos en donde el cine indie ha estado cobrando relevancia con resultados como '(500) Days of Summer', 'High Fidelity' o 'Before Sunset'.

Algunos han dicho que es inverosímil. Les pregunto yo a estos si de verdad creyeron que Disney pretendía verosimilitud en una historia sobre aviones de papel que se encuentran en un mismo callejón sin salida para iniciar la búsqueda de un protagonista destinado a amar.

'Paperman' se recrea en un cliché de referencias sobre películas románticas, pero se reinventa con lo abstracto y los objetos metafóricos. Viene a ser una vuelta de tuerca a la típica utopía sobre "la búsqueda del amor". El amor no se busca -nos dice el corto- llega, siendo él el que nos encuentra. Objetos como los aviones que no llegan a su destino salvo por ellos mismos, el beso carmín en un papel de oficina, los trenes como simbolismo de tiempo, vías cruzadas que llegan a una misma estación, el disparatado tráfico de coches para evidenciar los años 50 en donde el capitalismo comenzó a tener su boom o la técnica en blanco y negro para forzar la idea degradante de estar en el mundo para trabajar con papeles que jamás se esfumarán de tu escritorio, enriquecen el tópico del género para hablarnos en seis minutos sobre un 'paperman': un hombre 'de papel' atrapado por el amor. ¿Casualidades, destino? El amor no es algo que se pueda controlar, quizás.

La felicidad está en las cosas gratis. "Paperman" lo demuestra. Un fogonazo de belleza, creatividad y romanticismo con atmósfera clásica.

Y se puede ver gratis en Youtube. Me quito el sombrero.

Pues al parecer, el protagonista ("papel" principal) no es el único que pierde los "papeles" en este corto. Pixar le sigue a dúo. Menuda "papeleta".

Buen intento por parte de la productora. Pero esto de resaltar el rojo carmín en fotogramas a blanco y negro lo hacía mi prima de 13 años con el fotolog y mano de photoshop, no sin olvidarnos amigos míos, de esos magníficos cuadros (regalo concurrido que todos brindamos a un amiguete en alguna ocasión) del todo a cien dónde apreciábamos (¡ay que recuerdos!) esa magnífica cabina londinense rojo escarlata "telephone" con el Big Ben a color sepia de fondo.

Mención aparte merece la banda sonora. La música está bien. Bien de politono de llamada del Nokia 3330 de hace una década.

Si me pongo a hablar sobre la historia... podría llegar a la conclusión, no sin antes meditarlo mucho, de que estamos ante la síntesis en 7 minutos de una película de Julia Roberts y Richard Gere, pero dibujados a mano y vectorizados a ordenador (aunque el monigote se parece mucho a Adrien Brody).

Recomendada a los amantes de la papiroflexia y origami en general. Yo he rememorado momentos de mi dulce infancia haciendo boeing 747 con los apuntes de biología. Pero los lancé en Lugo, y claro, aquí ya sabeis todos como se las gasta la climatología, llueve mucho y muy a mi pesar, no encontré el amor de una bella damisela.

Técnicamente, visualmente y musicalmente es una linda obra de arte. Pero los valores que transmite son propios de Disney. No me convencen.

Comienza el cortometraje, y su calidad artística enamora por completo, convenciéndote de que estás ante una auténtica obra de arte. Un animación admirable en blanco y negro, excepto esa marca de pintalabios. Por no hablar de la música, una auténtica delicia, una melodía hermosa. Una historia sobre un hombre que se ha enamorado a primera vista, ha sentido el flechazo de un amor superficial (muy Disney). En general, cada pequeño detalle ha sido precioso, con un toque de inocencia en sus personajes, una estética que me transmite incluso ternura. Sin embargo, el final me ha decepcionado. De acuerdo, digan que representa la magia del amor o la fuerza del destino. Pero me seguirá pareciendo un absurdo fuera de lugar, carente de sentido. Ahora, bonito es.