Haz click aquí para copiar la URL

Génova

Drama La ciudad italiana de Génova brinda a Joe y a sus dos hijas, británicos, la posibilidad de reiniciar sus vidas tras la repentina muerte de la madre. Mientras Kelly, la mayor, explora el ambiente de la ciudad y trata de integrarse, la pequeña Mary ve continuamente a su madre en todas partes. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 7 >>
Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
16 de mayo de 2009
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Génova” es el viaje a la ciudad italiana de lo que queda de una familia que accidentalmente ha perdido una pieza angular: la madre. Es la búsqueda de la reconciliación con el mundo de un hombre, también con él mismo, el remontar de tres personas que, de distinto modo, viven el drama de la pérdida. Toda ella es una concienzuda descripción psicológica de esos personajes que carece del esperado guión con trama y desenlace, porque “Génova” es como asomarnos a través de una pequeña ventana a la vida cotidiana de las personas, tal cual, sin demasiados artificios, enfatizada no tanto por los diálogos o construcciones del guión ausente como por los pequeños detalles que hay en sus gestos, en las miradas y en los silencios que intercambian de manera constante. Y cada uno lo hace a su manera: él, mediante su nuevo trabajo, su vieja amiga y sus recientes pupilos; la joven, con el despertar a la adolescencia y la niña llevando a cuestas el espectro recurrente de su madre desaparecida. Es la manera de capturar y retratar los sentimientos y las actitudes, la culpa y el dolor tras la ausencia, sin necesidad de ser explícitos ni de recurrir al drama lacrimógeno de mal gusto, con una naturalidad y veracidad fuera de cualquier duda aunque la mayoría de veces se haga mediante los gestos o unas contadas miradas. El bellísimo paisaje de Génova, su casco antiguo, sus playas, su historia o su arte se funden con las vivencias en un muestrario alejado de cualquier prejuicio, abierto, para que observemos y extraigamos nuestras propias reflexiones, nunca exentas de tristeza y de, en alguna medida, frustraciones siempre llenas de esperanzas. Valientes o temerosos, íntegros o cobardes, conformistas o rebeldes, los personajes no son sino un puñado de seres humanos haciendo frente a lo que les toca vivir. Y sorprende, mucho, el acercamiento a esa humanidad exento de hilo argumental que nos conduzca a ninguna parte, sólo con su cámara en mano, su intuitiva estética y un soberbio montaje a modo de collage de esos pequeños retazos de vida aquí retratados. Para mí, una película enorme, pocas veces me he podido identificar con un contenido sin sentirme en alguna medida invadida o atropellada. A lo mejor, si la vuelvo a ver le encuentro hasta defectos, pero recién vista y en caliente, la palabra más acertada que me sale para calificarla es… impresionante.
babel36
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de mayo de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Winterbottom es Dios. O al menos, es mi dios. Para mí no hay nadie que ruede como él. No hay nadie capaz de captar igual la verdad, tan hábil para convertir la cotidianeidad en magia, la persona en rol, la vida en cine.

Y para mí eso es ser Dios. Si eres capaz de hacer de la vida cine, has llegado a lo máximo. Y eso supone apostar por la normalidad. Supone creer en el ser humano. Supone entender que a la platea pueden importarle acciones iguales a las de su vida diaria. Supone jugar a sorprender con rutina. Supone ser fiel a la verdad.

Y Winterbottom siempre lo es. Ruede guiones de Laurence Coriat o de Boyce Cottrell, la narrativa siempre tiene menos importancia que la vida. Siempre busca normalizar las historias hasta hacerlas cotidianas. Con las de género de Boyce Cotrell lo consigue. Con las de Coriat apenas tiene que hacer el más mínimo esfuerzo.

Con Wonderland alcanzó su cenit de este cine. Ninguna película explica nuestra vida actual al mundo futuro como Wonderland. Nadie dice tanto diciendo tan poco, nadie capta el alma de una ciudad moderna como Winterbottom-Coriat con Londres 1999.

La ecuación trata de repetirse con Genova, esa ciudad que no es sino un limbo. En lugar de hacer de Nanni Moretti o de Todd Field, Winterbottom muestra sin exceso de tormentos cómo la vida de una familia cambia con la muerte de una madre. Pero eso no significa que cambie todo. La adolescente no va a dejar de querer gustar. El padre no va a dejar de querer dar clase. La niña pequeña no va a dejar de querer jugar. Como en la vida, las cosas son mucho más sutiles. El dúo Winterbottom-Coriat hace que sean tan sutiles que son verdad.

El problema es que de ahí nace una historia con menor impacto narrativo de lo esperado, donde la emoción aparece más al principio que al final, donde el esperador se sorprende por el giro hacia la rutina de tamaña irrupción inicial.

Winterbottom es fiel a sí mismo. Vuelve a lograr todos sus logros. Pero extrañamente ese problema hace que no alcance las cotas de lirismo, de profundidad, de emoción que alcanzan todas sus películas. Volverán. Porque nadie seguirá rodando como él, nadie como él para convertir la vida en cine. Porque nadie es Dios, sólo él.
mato
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de septiembre de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco, muy poco aporta este título a la filmografía de Winterbottom, un director que se mueve mejor en los lindes que median entre la ficción y el documental, que en los de la propia ficción.
El argumento ya lo saben: a causa de un juego con sus hijas, una mujer sufre un accidente y fallece. Todo lo que sigue es el luto del pobre y desvalido viudo (Colin Firth) y su decisión de empezar con sus hijas una nueva vida en la ciudad de Génova. Una vez allí, contemplaremos el despertar sexual de la hija adolescente y las visiones que de su madre muerta tiene la hija menor. Bien. La gran pregunta que me hago es qué aporta Winterbottom aquí. No hay nada, no hay miga, no hay drama. Hay una total insustancialidad. Ojo: claro que veo el trabajo de actores, todos bastante correctos, claro que me conmueven los chillidos de la niña en la noche, claro que entiendo la simbología de las dos secuencias en que la niña se pierde (en la primera la madre aparece de blanco y de negro al final). Ya. ¿Y? ¿Ya está? ¿Ese es el ejercicio de libertad cinematográfico que Winterbottom nos da? Sorry, pero aquí no hay nada nuevo. No hay nada nuevo en el tema del viudo, nada en el tema de las apariciones del más allá, nada acerca del despertar sexual, no hay nada. Solo un cine que no muestra ni dice, que presenta una historia banal en la que no hay ni empatía emocional ni ejercicio de estilo. Vamos, una absoluta pérdida de tiempo.
Lucien
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de mayo de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos directores pueden presumir de tener una carrera tan prolífica, extensa y heterogénea como la fértil siembra profesional del inglés Michael Winterbottom, sus trabajos son encadenados con menos de un año de diferencia y salta de un género a otro con frenético impulso sin temor a explorar temarios que abarcan desde el cine de época (Jude), el western (la interesantísima El perdón), ciencia-ficción (Code 46), obras de denuncia (Camino a Guantánamo), o cintas de amplio contenido político-social (Un corazón invencible), pero a pesar de las, a priori, pocas similitudes entre todas estas obras, hay un elemento común que las une y las cierra, la diseccionada ojeada que Winterbottom incrusta en sus personajes para medir el dolor humano, y tratar de fragmentarlo para solo así encontrar salidas a su superación. Algo parecido ocurre en Génova, donde desploma su compromiso documentalista próximo a sus inicios (la colaboración con la guionista Laurence Coriat), en la perdida de un pilar básico dentro del esquema familiar, como es una madre, y la manera de catalizar tan terribles hechos por parte de un padre (creíble Colin Firth) y sus dos hijas.

Winterbottom recurre al escenario ubicado en la ciudad portuaria italiana con la modesta intención de utilizarla como material reconstructivo de unas vidas en desahucio sentimental, encerrando sus penas en las laberínticas, estrechas, callejuelas de la urbe genovesa, e inhalando parte del aire que asfixia una hija con sentimiento de culpa, un padre en viaje de reencuentros, y una adolescente en hormonal descubrimiento personal.

Hay fuerte voluntad artística en el film de Winterbottom, como lo meritorio que resulta la correcta utilización de cámaras digitales de alta definición, y lo cotidiano, natural y espontáneo del trabajo de sus actores, soberbias las niñas protagonistas, también la sutileza en aprovechar el paisaje sin perder identidad emocional y no convertir su película en una guía turística parecida a la llevada a cabo por Allen en la horripilante Vicky Cristina Barcelona. Génova es un tridente inquietante, con sencillos vapores sobrenaturales (las visiones fantasmagóricas de la madre), columnado en las vertebras de un pequeño núcleo generacional que habita en el limbo de una Génova onírica que hace pagar a sus andantes el peaje de una nueva existencia como transito de metamorfosis reflexiva, sin arrepentimientos por un daño irreemplazable, que Winterbottom rueda con estilo directo, con espacios en blanco por rellenar, una suave forma de contar penalidades sin sentimentalismos gratuitos o emboscadas argumentales, su membrana es trágica sin serlo y su finalidad claramente regeneradora. Un pentagrama musical sobre el amor vital de un padre, y los caminos traumáticos que nos marca el destino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
deivi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de agosto de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe (Colin Firth) pierde a su esposa en un desgraciado accidente de tráfico. Como remedio para superarlo decide emprender una nueva vida junto a sus hijas en Génova.

Puedo entender que haya mucha gente a la que esta película no le diga nada. Puedo aceptar que su virtud más obvia sea el contenedor (bellísimo) por encima del contenido, algo que habitualmente se le achaca a Winterbottom.
En cualquier caso esta historia es un ejemplo de por qué me gusta tanto el cine de Michael Winterbottom.

Quizá sólo sea un retazo de vida de unas personas, sin un final redondo, "acabado", pero si sumamos el interés que puede provocar el ligero choque cultural, la digestión del drama por parte de los protagonistas, y la increible y bellísima forma de narrarlo de Winterbottom, aderezado con la excepcional banda sonora que situa en cada escena la delicadeza de cada nota del Etude en E Major del maestro Chopin, finalmente tenemos un producto digno de contemplar. Especial y único.

Winterbottom es hiperrealista y eso es bueno, muy bueno dado el panorama norteamericano de cine hormonado y artificial que nos inunda. Filma una Génova real, su parte bella y su parte fea, su enorme luz y su oscuridad también, reflejada en esa portentosa fotografía casi de documental llena de claroscuros; mientras la contemplaba me reconocía en ella como ser mediterráneo que soy, la luz, la atmósfera, la textura. La adaptación, más que choque cultural, de los protagonistas me resultó muy interesante, así como se desarrolla el trauma con el que llegan a ese nuevo escenario. Y esto me lleva a comentar lo destacado de las actuaciones, de todos, de Colin Firth con su contención habitual, de las niñas (¡que bien lloraba la pequeña!) incluso de Catherine Keener, actriz que por otra parte no suele decepcionar.

Y el final que queda si "pulir" sin cerrar un producto que tampoco pretendía hacerlo. Como decía es un retazo, un verano en una ciudad mediterránea, nada mas... y nada menos.
Kazafun
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 7 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow