Confesiones verdaderas

Tiene la apariencia de una buena película esta "Confesiones verdaderas" gracias sobre todo a la presencia de sus primeras espadas, Robert De Niro y Robert Duvall, en el papel de un sacerdote, Desmond y un polícia, Tom, respectivamente. Los dos son hermanos y de algún modo se ven implicados en un caso de asesinato. El argumento promete y el tono no es malo pero Ulu Grosbard no sabe dar continuidad a la historia. Se pierde en diálogos confusos, en idas y vueltas de los dos hermanos y en una investigación llevada bastante a la ligera. No llega a aburrir pero sí a verse con cierta distancia.

"Confesiones verdaderas" falla por pretender mezclar varias tramas y argumentos. Es un drama familiar, otro religioso, un thriller policial y un retrato de la corrupción y la hipocresía, especialmente dentro de la religión. A veces, no sé si por la presencia de Duvall y De Niro, me recordaba a "El Padrino" lo cual no es un halago, que conste. Lo malo de abarcar tanto es que al final cada uno de los temas que aborda se quedan más esbozados que otra cosa. Algo cansina, llega un momento en el que sólo nos interesa saber quien es el asesino y por si fuera poco hasta en esto nos decepciona.

Ví la película "Confesiones Verdaderas" (True Confessions) y está excelente, Robert De Niro y Robert Duvall geniales, la verdad es una excelente película y me encantó, siendo fan de Robert De Niro no puedo creer que haya películas de Robert De Niro que no ví, tendría que verlas todas y la verdad es un peliculón de 10 puntos.

Una buena apuesta de Ulu Grosbard por recuperar una estética visual inspirada en el cine negro de los años cuarenta. Es un solido drama en el que dos hermanos se reencuentran después de varios años. Todo resulta más sencillo para el Director si cuenta con dos actores excepcionales como
De Niro y Duvall. Os la recomiendo, buen Cine.

Ulu Grosbard (Enamorarse) reunió a dos monstruos de la interpretación ya consolidados como Robert De Niro y Robert Duvall en ésta mezcla de thriller y drama en que los dos interpretan respectivamente a un influyente sacerdote y a un detective de homicidios cuyas profesiones se entrecruzan cuando se halla el cadáver descuartizado de una joven en un solar y que en el marco de la investigación se apunta a que un influyente hombre de negocios y benefactor de la Iglesia (Charles Durning) podría estar implicado.

Son los años posteriores a la II Guerra Mundial y en esa ciudad Los Ángeles que tan bien retrataría unas décadas más tarde James Ellroy en su “Dalia Negra”, otro autor, John Gregory Dunne, ya le había echado un vistazo al caso, formalizando el guión para lo que sería un film más cercano al drama que al policíaco puro. Porque al fin y al cabo aquí se discute la situación de dos hermanos (triste flashback inicial que nos llevará a comprender los porqués) y su mantenida posición que los ha llevado a depender de unos círculos de poder (el policía con limpio historial y el sacerdote con grandes aspiraciones a obispo cada vez que firma visto buenos de la Iglesia con las constructoras) para dar en segundo término con un caso de asesinato que les llevará a decidir, eso sí con mucho sentido de la ética, si el mejor camino a tomar será el de la Salvación.

Excelente aportación de Georges Delerue en la banda sonora.

El reparto defrauda las expectativas. La historia, que promete atrapar al espectador en un principio, se queda sin fuerza a medio camino. No obstante, si no se tienen grandes esperanzas, no se puede decir que sea mala.