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Rescate en Entebbe

Thriller. Drama. Acción En 1976 un avión de Air France con 248 pasajeros a bordo fue secuestrado por dos palestinos del Frente Popular para la Liberación de Palestina y dos alemanes de las Células Revolucionarias alemanas, siendo desviado al Aeropuerto Internacional de Entebbe, en Uganda. Los secuestradores exigían la liberación de más de 50 palestinos detenidos en diferentes países. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
2 de julio de 2018
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Despues de tres o cuatro peliculas sobre el mismo tema se podría esperar que esta, a estas alturas, fuera la mejor.
No lo es, y con ver el breve resumen "historico" (por llamarlo de alguna manera, directamente propaganda pro-palestina en realidad) del comienzo, ya podía imaginarse uno por donde iba.

El resto un tostón, en el que se quiere humanizar a los dos descerebrados de la Baader Meinhof, y aún más a los pobres palestinos, que si son terroristas es porque les obligan los malisimos sionistas. Un poco de rollo sobre la relación Rabin-Peres y un poco de drama familiar de uno de los soldados, para dar un halo equidistante a la cosa y listo.

Las escenas finales "de acción" son de lo peor que he visto ultimamente, oir a Brühl hablando inglés con acento español una risa, y las escenitas de danza metidas con calzador un pegote con ínfulas culturetas que no viene a cuento.
pepechin
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13 de octubre de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las historias de secuestros de aviones y las vicisitudes experimentadas por sus pasajeros tuvieron un auge importante en la década de los 70'. Quizás ahora a lo lejos, puedan haber perdido vigencia, como ocurrió con dicha modalidad terrorista que originaban frecuentemente estos sucesos. Es posible que las nuevas generaciones de espectadores no encuentren atractivos estos relatos porque evidentemente los gustos han cambiado.
Pero rescato algunos aspectos interesantes que presumo van a constituir una opinión aislada por las 7 (como los días en Entebbe) críticas adversas que me han precedido.

En principio, celebro que un director latinoamericano como José Padilha haya entrado al cine internacional por la puerta grande. Sus películas en su país natal ("Tropa de Elite 1 y 2") y sus series televisivas ("Narcos" y "El Mecanismo") lo hacen merecedor de esta distinción. Por eso puede darse el lujo de fallar de vez en cuando.
Me atrajo el modo en que hilvana el desarrollo de la trama mediante el hilo conductor de un grupo coreográfico de danza moderna que por sí sólo merece la atención y justifica la visión del film. ¿Habrá querido este director incluir una especie de coro de las tragedias griegas que va conduciendo la historia mientras ésta se desarrolla en otro plano independiente?. Esta inclusión coral no es gratuita, y por eso constituye un acierto, porque motiva, impresiona y emociona por la plasticidad y fuerza de estas escenas que valen por sí mismas, independientemente de historia central.

La respuesta a este interrogante la da el propio Padilha en cuanto consideró que la película debía comenzar con los bailarines, vestidos con indumentaria de judíos jaredíes, saliendo a escena y preparándose para interpretar la secuencia de la "danza de las sillas" de la obra del coreógrafo israelí Ohad Naharin "Echad Mi Yodea". Eso simboliza la llegada del pueblo judío a Palestina justo antes y justo después de la Segunda Guerra Mundial.
La hipnótica danza, interpretada por la compañía de baile Batsheva, incluye una fila de sillas sobre el escenario. A lo largo de la película, se van intercalando más pasajes de la danza, que culminan en un final espectacular ejecutado durante los títulos de crédito de cierre.Con su energía contenida, los cuerpos de los bailarines, sus movimientos que sugieren dolor autoinfligido, constituyen un comentario implícito sobre la historia que están presenciando los espectadores.
A medida que avanza el baile, los bailarines se van quitando su ropa jaredí. "Metafóricamente, se están despojando de su ortodoxia", explica Padilha. "Se están liberando de la tradición a base de abrirse a nuevas ideas que podrían contradecir sus viejas creencias".

Por su intensidad dramática y metafórica, este recurso coreográfico debió haber sido más aprovechado para unirlo al desarrollo de la trama central que no se le corresponde y parece ir por otros carriles. Una oportunidad desperdiciada que podría haber potenciado al film jerarquizando su originalidad. Las actuaciones son correctas pero no deslumbrantes. Otro aspecto interesante lo constituye la interna política entre el Primer Ministro Rabin y el entonces Ministro de Defensa Shimon Peres, que ha quedado debidamente reflejada.
El resto se diluye en un final anunciado y sin el crescendo dramático que ameritaba este acontecimiento verídico, a raíz del antiguo conflicto territorial entre judíos y palestinos que persiste hasta nuestro días y ha dado lugar a tensiones bélicas que aún no fueron superadas.
AQUILANO
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26 de agosto de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director JOSE PADILHA, había sido descubierto para el cine de todo el mundo fuera de su BRASIL natal con esa maravillosa y violenta película que fue en su dia TROPA DE ELITE, más adelante tuvo el dudoso honor de encabezar esa innecesaria revisión de la archiconocida ROBOCOP, y ahora nos llega con este film basado en hechos reales.
Sin entrar en muchos más detalles de la historia en si, que podemos leer en la sinopsis, coincido con la gran mayoría de las criticas en que es un producto sin alma, donde a pesar de la buena labor actoral, la historia no avanza con el ritmo que debiera, ni para contar un tema tan delicado como un secuestro lo hace con el brío adecuado.
A pesar de tener un metraje ajustado, ese buen rollo de los supuestos villanos y la poca acción que tenemos, hace de este un producto menor y que no dejara poso cinematográfico en ninguno de nosotros.
bunburyano77
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26 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción basada en hechos reales sobre un secuestro armado y conflicto religioso de fondo que no resulta creíble en ningún momento.

Los responsables de la película cuentan con algún que otro rostro conocido de la interpretación para atraer a un público inexperto y conducirlo a una trampa incomprensible e insostenible.

Le faltan muchas cosas y le sobran otras muchas más. sirvan de ejemplo diversos números musicales en formato videoclip que cuentan con una bonita banda sonora, pero que no hay forma de encajar con lo que se intenta comunicar.

7 días en Entebbe, queda como un increíble e insultante producto basado en hechos reales, que no hay por dónde cogerlo.
Jon
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6 de febrero de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
39/01(01/02/22) Fallida recreación de uno de los rescates reales más audaces del SXX, una misión militar israelí se introdujo en la Uganda del dictador Idi Amin, para rescatar a los pasajeros del vuelo 139 de Air France secuestrado en julio de 1976 por el grupo terrorista de izquierdas Baader Meinhof, que posteriormente, en el país africano, se unieron palestinos. El director brasileño José Padilha parece buena opción, con el bagaje de estar tras “Tropa de élite” (2007), y su secuela del 2010, así como ser en parte responsable de la gran serie “Narcos” (2015-2016), estando además de guionista Gregory Burke, responsable de la infravalorada “`71” (2014), pero mi gozo en un pozo. Pues lo que debería haber sido un (al menos eso esperaba yo) ejercicio de emoción, tensión, intensidad, y acción épica, es despojado de esto, cual torticera liposucción, se queda una cosa a medio camino de la nada, carece de intriga, suspense, y sobre todo de alma, siendo el colmo la recreación anticlimática del rescate en sí, un despropósito, como si hubieran visto “United ‘93” y “Zero Dark Thirty” y el director dijera, pues ahora voy hacer algo alejadísimo de esto, y lo consigue para mal.

Un vuelo de Air France de Tel Aviv a París es secuestrado por terroristas alemanes y palestinos en junio de 1976 después de una escala en Atenas. Los alemanes Brigitte Kuhlmann (correcta Rosemund Pike) y Wilfried Böse (solvente Daniel Brühl), miembros de las Células Revolucionarias. Secuestraron el avión de Air France porque acusan a Francia de haber ayudado a Israel a fortalecer su ejército. Entre otras cosas, quieren liberar a 40 palestinos encarcelados en Israel. El avión termina en la ciudad ugandesa de Entebbe. Son recibidos por el presidente de Uganda, el dictador Idi Amin (el mejor del elenco Nonso Anozie). El primer ministro israelí Yitzhak Rabin (blandito Lior Ashkenazi), el secretario de Defensa Shimon Peres (monocorde Eddie Marsan) se enteran vuando seneteran divergen en como proceder. Peres aboga por el uso de las fuerzas armadas, incluso si mueren soldados o rehenes en el proceso y como resultado surgen complicaciones diplomáticas. Rabin cree que sería más prudente negociar.

Intenta humanizar a los terroristas, quiere justificarlos con slogans panfletarios, sacados de pancartas rojas. Quiere también exponer diferentes puntos de vista en el bando del gobierno israelí, con un binario choque entre (el Primer Ministro) la Paloma- Yitzhak Rabin y el (Ministro de Defensa) Halcón-Shimon Peres, todo de un simplismo solo comparable al mecanismo de un martillo, estirando el enfrentamiento cual chicle hacia ningún sitio, utilizando argumentos la Paloma para caer bien a los políticamente correctos de hoy día, pues ‘habrá que negociar’ es de una estulticia a nivel Everest, eso mismo se dijo lord Chamberlain en 1938 cuando firmó el tratado de Múnich y dijo este primer ministro británico al llegar al aeropuerto en Londres que ya no habría Guerra, un año después pasó lo que todos sabemos. Pues debía Israel negociar con unos terroristas para soltar a otros y de este modo fomentar más secuestros de aviones? La respuesta es claramente NO! Ah, y que se diga al final sobreimpresionado que actualmente no había tratados Palestino-Israelís es un insulto a la Historia, pues desde 1976 hasta ahora cabe que Israel cedió Cisjordania y Gaza a los palestinos. Es como si se quisiera justificar el secuestro del avión, dando carácter y dimensión a la pareja de secuestradores alemanes, pero sin embargo no hay dimensión alguna para los secuestrados, son seres marginales al fondo de la imagen, seres sin personalidad, no hay nada de su sufrimiento, son algo homogéneo y cuasi-invisibles. Como tampoco hay caracterización alguna de los secuestradores palestinos, aparecen en Uganda, se hacen cargo de los reos, en un momento dado uno da una regañina a Bose (“Estás aquí porque odias a tu país. Estoy aquí porque amo a los míos”, le dice un palestino a Bose) y ya está su participación en la cinta. Es la equidistancia un lastre penoso, no pueden ser lo mismo los que raptan que los que intentan liberarlos.

Es una reconstrucción apática de los hechos, acartonada, desprovista de ritmo, lenta, con actuaciones pesadas, con diálogos sin fuerza. Todo ello coronado por un montaje en el rush final que parece recomendado por su peor enemigo, solo así se explica la edición que alterna la misión israelí de rescate con una representación un espectáculo de danza (interpretada por Batsheva Dance Company y coreografiada por Ohad Naharin) cuyos actores (en un semicírculo sentados en sillas-tijera) se van desnudando sobre el escenario (esto con la excusa de que la novia de uno [encarnado por Ben Schnetzer] de los que va a ir en la misión de rescate es bailarina del espectáculo. Por cierto, algo inventado, y que tiene el militar una frase que pretende ser lapidaria y resulta ridícula: "Lucho para que puedas bailar!"), este artificio seguramente el director se dijo era algo ingenioso y original, pero en realidad solo hace que añadir que el esperado gran clímax del rescate quede aún más ninguneado.

La película arranca de modo sugerente, con llamativos gráficos en rojo que identifican los muchos cambios geográficos en el primer día del secuestro, luego retrocede a las etapas de planificación en Alemania y en un campo de entrenamiento del Frente Popular para la Liberación de Palestina en Yemen. Bose (estreñido Daniel Brühl) se presenta en sudoroso en el aeropuerto de Atenas, donde el vuelo con destino a París tiene una parada de reabastecimiento de combustible, mientras que Brigitte es más hermética, al menos hasta que comienza a tomar pastillas en el avión. Hasta que todo explota cuando los cuatro secuestradores sacan las armas y toman el control del vuelo con buen brío. Pero aquí acaba la tensión dramática.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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