El proceso

Adaptación de la novela de Kafka que, fiel al original, me ha sumido a ratos en un insoportable sopor (qué cómodas son las butacas de la Filmoteca) y que en otros momentos me hacia pensar que estaba ante cine de muchos kilates.

Lo mejor de la peli, para mí, la apertura (llamémosla así) con el relato ilustrado "Ante la ley", devenido en la esencia de la 'pesadilla kafkiana'. En él un hombre llegado de lejos pretende cruzar la puerta de la Ley, pero un Guardián se lo impide durante años. En el final, cuando el hombre agoniza, el guardián le grita: "Ninguna otra persona podía haber recibido permiso para entrar por esta puerta, pues esta entrada estaba reservada sólo para ti. Ahora me voy y cierro la puerta".

A partir de aquí, una serie de situaciones con altibajos (muy interesantes las secuencias que se desarrollan en casa del abogado y en el ático del pintor) pero que, en general, son demasiado surrealistas para mí. No solo para mí: en la sala ha habido algunas deserciones. Alguno habrá pensado que, como dirían Els Joglars, "para estar aquí me voy a casa a leer a Kafka y a kafkarmela"... Y esto a pesar del buen trabajo actoral, con Anthony Perkins dando vida a Josef K., verdadera trasposición del autor Franz Kafka, y los geniales Orson Welles y Romy Schneider.

Les juro que Welles y su trabajo me caen gordos.

Pero yo, cinéfilo masoca, intento ser justo y darls una oportunidad...

...pero salgo trasquilado.

Welles adapta a Kafka. Y el resultado es... Kafkiano. No se entiende lo que ocurre, el más cargante absurdo se apodera de un film demasiado largo, los pasajes cuasioníricos aparecen un momento sí y otro no, muchas escenas resultan enervantes por su exagerada teatralidad y Orson vuelve a abusar del contrapicado y expresionista estilo del que siempre hacía gala.

Lo mejor: Algunos decorados e imágenes que exponen acertadamente el tema del hombre contra el sistema.

Lo peor: La película funciona fatalmente en el aspecto dramático, por lo que aburre.

Este sueño-pesadilla-crítica del sistema judicial, como dirían los colombianos, "me mamó".

Después de la primera media hora quise apagar el DVD, pero aún no había visto a mi Romy Schneider. No entiendo como artístas de este calíbre aceptan guiones como este, muermos como este.

La única crítica que encontré interesante es cuando manifiestan esa sumisión tan grande del cliente al abogado. Pero el guión es infumable, un mal sueño hecho guión, y como los sueños llenos de significados ocultos, incomprensibles muchas veces, cuyo efecto es deprimente.