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Tremors: Shrieker Island (TV)

Acción. Terror. Ciencia ficción Los graboides son llevados ilegalmente a un nuevo resort en una isla por un playboy rico como una forma peligrosa de caza de trofeos, y Burt Gummer interviene para salvar el día.
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
29 de octubre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un digno broche final -aparentemente- a una de las franquicias más equilibradas en cuanto a calidad, en este del mundillo del género del terror. Y es que la primera "Temblores" surgió en 1990 y, durante 30 años hemos tenido seis secuelas, una serie de televisión y un episodio piloto de una serie fallida. Y todo ello con ese sano humor y ese colegueo entre los personajes, que hace perdonable la caída de calidad en cuanto a medios económicos. De esta serie se erige en el gran personaje el que fue el secundario rarito de inicio, el chalado prepper, el gran Burt Gummer, encarnado por Michael Gross y que pasa, con todo merecimiento, al Olimpo de los antihéroes junto a Jake Burton, Snake Plissken y Ash Williams. Celebremos su día, el 14 de abril, que, por cierto, coincide con la proclamación de la República Española

Este último filme parece disponer de más medios. Dirigido por el autor de los dos anteriores -Don Michael Paul- deja las tierras de Sudáfrica para rodarlo a todo trapo en los magníficos parajes kársticos costeros de Tailandia. Una magnífica elección. Y la película cumple sobradamente con toda la franquicia, mencionando a personajes de las anteriores, repitiéndose situaciones como la escena final y trayendo algunas de las bestias que ya vimos en la segunda entrega. Pero hay homenajes a otros filmes, como "Depredador", ese uso de la motosierra de "La matanza de Texas" o la banda de cazadores millonarios al más puro estilo "Blanco humano" o "Jurassic Park 2". Muy buenos CGIs. Quizás , y solo quizás, un pero, que es la falta de aquel humor y aquel colegueo de las anteriores. Lo hay, pero me resulta escaso.

Buen reparto, con un inquietante Richard Brake. Pero quién se lleva la palma y nuestros corazoncitos es Michael Gross y su emotiva interpretación de Gummer, muy alejado de aquel psicópata de las armas del inicio de la franquicia.

Magnífico filme. Una buena conclusión, aunque hubiese preferido otro final.
Quinto Sertorio
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8 de enero de 2021
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablemos un poco de la saga Temblores. En 1990 apareció una película de serie B protagonizada por Kevin Kline y Fred Ward, y que contaba las peripecias de los habitantes de un minúsculo pueblo que se defendía contra un depredador monstruoso que se desplazaba por debajo de la tierra y engullía todo lo que podía agarrar. La saga tuvo un buen montón de secuelas, alguna precuela, una temporada de serie y un piloto de televisión. Llegamos a nuestros días, Tremors: Shrieker Island (la séptima película) es la última entrega, y como no podía ser de otra manera, tenemos al gran Burt Gummer para arreglar las cosas.

En una isla del Pacífico un cazador ha alterado genéticamente huevos de graboides para posteriormente, ser cazados en fiestas privadas. Científicos que estaban en una isla cercana descubren la trama y deciden avisar al mejor cazador de graboides del mundo. El gran Burt Gummer.

La saga tuvo un espíritu continuista en las tres primeras entregas, una cuarta tenía una ambientación de western, la quinta se situaba en África y la sexta en el Ártico. En esta nueva entrega la acción se ubica en una isla paradisíaca y rodeados de agua, y si ya eres conocedor de la saga, en cada película siempre hay una nueva evolución o alguna característica que no haya aparecido antes, teniendo estos datos pues el espectador imaginaría que los graboides podrían nada o bucear (cosa que no hemos visto nunca antes) pero no, la película opta por repetir el esquema de las dos anteriores hasta tal punto que las tres son perfectamente intercambiables, pues quitando el escenario no hay mayor diferencia o variedad, únicamente los graboides pueden ser más grandes o más pequeños, pero de ahí no pasa. Y aunque esto sea una crítica negativa realmente la saga Temblores dio con la tecla muy pronto, y todas sus películas (incluso la más floja) son rematadamente divertidas y esta no es una excepción.

Las similitudes que comentaba en las partes 5, 6 y 7 no son una casualidad pues Don Michael Paul es el director de todas ellas (aunque la que nos ocupa hoy es la única escrita por él). Director todo-terreno de la Universal especializado en secuelas baratas de películas de cierto éxito, es ver su página de IMDB y descubrir un montón de películas que no conocías como El Rey Escorpión: El libro de las almas (la quinta entrega, lo he comprobado), Death Race: Beyond Anarchy (también la quinta), Mandibulas 4: El capítulo final (habrían dos más) o mi favorita: Poli de guardería 2. Pero realmente el alma de la saga es Michael Gross, un secundario en la primera película y el auténtico héroe en el resto. Único nexo de unión entre todas las películas y portento de la naturaleza, sin duda alguna un tipo carismático. Si que sorprende ver en esta película a Jon Heder (Napoleon Dynamite, Ghost Team) un actor cómico que prometía bastante años atrás pero por mucho que nos guste esta saga, reconozcámoslo, no es un gran salto en su carrera participar aquí. Al menos su personaje es bastante decente y supera por mucho al anterior compañero de Burt Gummer interpretado por Jaime Kennedy. Destaco a Richard Brake (Mandy, 31) que aunque sea un personaje mal escrito, pues se le atribuye locura para no tener que explayarse en sus decisiones, no se puede negar que llena la pantalla, sobretodo con su profunda voz.

Tremors: Shrieker Island es una película para fans, si te han gustado las anteriores puedo garantizarte que esta te gustará, si no conocías la saga pues mejor empieza por la primera. Puedes echarle un oído al programa que le dedicamos a la saga en nuestro podcast y así te decides si verlas, yo te lo recomiendo, películas sencillas pero divertidas y con un monstruo y un protagonista que tienen clase.

https://www.terrorweekend.com/2021/01/tremors-shrieker-island-review.html
TerrorWeekend
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25 de octubre de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Temblores (Tremors) fue un pequeño clásico de culto, protagonizado por Kevin Bacon, Fred Willard y Michael Gross, el cual generó infinidad de secuelas, comenzando un legado de directo al videoclub protagonizado por Gross, el cual regresó en 2015 con una nueva horneada junto al genial Jamie Kennedy (Randy en Scream).

Dichos films sólo se podrían calificar de simpáticos, cumpliendo su función a la perfección, a pesar de su carácter de mercado doméstico, siendo productos desenfadados con el único objetivo de entretener. Después de una quinta y sexta entrega más que loables y en las cuales Gross y Kennedy formaban un tándem con mucha química, nos llega la séptima parte, presumiblemente la última.

No tenía grandes expectativas, ya que con que me diesen lo mismo que las anteriores dos partes me conformaba, pero no puedo negar que me ha dejado un sentimiento agridulce, siendo la entrega menos lograda y un decepcionante punto y final a una saga que merecía más. La verdad es que la ausencia de Kennedy no ayuda en absoluto, siendo un error en lo que se supone una despedida de la franquicia.

El director es el mismo de la quinta y la sexta, y aunque técnicamente la cinta ofrece lo justo y necesario en un producto de estas características (los efectos especiales jamás se podrían tildar de mediocres, al contrario que en otros subproductos de la misma índole), da la sensación de que los grandes momentos de las otras estuvieron más logrados, siendo ésta una entrega más descafeinada (ausencia total de sangre y gore, por lo que la podéis ver con los más pequeños de la casa) y fallida.

La verdad es que la promesa de un entorno selvático en una isla perdida daba buenas vibraciones, notándose los guiños a clásicos como Jurassic Park o Depredador (que luego iremos con éste), quedándose finalmente todo en eso, una promesa, ya que el entorno luce bien pero se desaprovecha, funcionando mucho mejor los cambios climáticos en anteriores propuestas.

Tampoco ayuda el insustancial guion, aunque no podemos negar que el de las otras tampoco era nada del otro aquél, pero al menos te encariñabas con los personajes y había un tono de serie B que conseguía la complicidad de los que hemos crecido con películas similares de los 80 y los 90. Aquí no hay nada de eso, en una nada disimulada suerte de Depredador, en la que incluso uno de los personajes principales admite que todo es igual que en el clásico con Schwarzenegger. Nada que objetar sobre el supuesto homenaje, ya que no se esconden al reconocerlo, pero es que hay momentos calcados… o eso pretenden.

Hay personajes que vienen y van, interesándonos menos que nada, al no tener nada de garra, hasta el punto de que hay un par que se pasean por ahí y no articulan palabra, no siendo ni tan siquiera un sabroso manjar para las criaturas. Es imposible no preguntarse: ¿Qué pintan ahí? Tampoco funciona el gran protagonista, de nuevo con un carismático Michael Gross (consciente de que es su papel estrella), muy por debajo del nivel de sarcasmo y mala baba de otras partes de la saga. Obviamente no es culpa del entregado actor, sino más bien del flojo libreto.

Y como ya he comentado, perdemos al personaje de Kennedy (una excusa argumental basta para justificar su ausencia), intercambiándolo por un nuevo alivio cómico con el rostro de Jon Heder, Napoleon Dynamite para los amigos, siendo uno de esos actores que no supo gestionar su carrera, encadenando productos cuestionables hasta acabar en el que nos ocupa.

El resultado se queda en tierra de nadie, a pesar de la entrega del actor, más que nada porque es un secundario más hasta la media hora final, donde de repente acaba siendo inseparable del gran protagonista, intentando suplir el papel del hijo y forzando un dúo que no va a ninguna parte, ya que jamás llegamos a ver un vínculo entre los dos que tenga sentido alguno. Se echa de menos a Kennedy.

Y para finalizar el tema del reparto, destacar a un histriónico y desaprovechado Richard Brake, con un personaje que prometía mucho pero que se queda en nada. Una lástima. Del resto, poco se puede destacar, ya que hay personajes con potencial, pero también son un quiero y no puedo, debido a que hay demasiados, siendo un error de un guion demasiado caótico.

En conclusión, estamos seguramente ante la peor entrega de la saga, no aprovechando los recursos de los que dispone y siendo finalmente un decepcionante desenlace que la simpática saga no se merecía. Otra vez será… o no.

Más críticas: ocioworld.net
Javi McClane
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7 de noviembre de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
30 años. Desde el estreno de Tremors en 1990 han pasado 30 años hasta 2020 que salio Tremors 7, el final de la historia. Entrare en detalles en los spoilers, pero podemos concluir que no habra más de esto y es que Michael Gross esta ya muy mayor y a sus 73 años ya no esta para tanto trote.

Bien. Respecto a la película hay que decir que mejora respecto a la anterior entrega Tremors 6 (que a mi gusto es nefasta), donde vemos paisajes más trabajados y en general los decorados son mejores, sin embargo, es lo único atractivo de la película. Un presupuesto tan ajustado hace que haya que ahorrar en efectos por lo que apenas veremos a los Graboids y sus derivados, además de lo poco que los veremos será en efectos muy poco trabajados. Entonces la cosa se va a centrar en los personajes y sus actuaciones, pero tampoco es algo destacable ya que incluso Michael Gross que es el protagonista perenne de esta saga flojea. Al final lo que te queda es la historia, pero Tremors ha llegado a un punto en el que el personaje de Michael Gross va a un sitio porque hay Graboids y los mata, ya esta. Te queda un producto en el cual todos sus ingredientes son de baja calidad, por lo tanto, el producto también.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Reyson
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1 de junio de 2021
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Santo -el legendario enmascarado de plata mexicano- luchó codo a codo al lado de Blue Demon contra el conde Dracula, el doctor Frankenstein o el Hombre Lobo y viajaron a la Atlántida. Más de medio siglo después, el legendario cazador de graboides Burt Gummer -¡eterno, Michael Gross!- continúa viajando alrededor del planeta y, a semejanza del superhéroe del ring, forma equipo con otros dos guerreros ilustres: el nunca suficientemente reivindicable Napoleon Dynamite -identidad secreta: Jon Heder- y la ultraimponente dominicana Jackie Cruz -alter ego: Marisol Gonzales en 'Orange is the New Black- para exterminar la ¿última? plaga de babosas subterrán... acuáticas en Dark Island, el resort donde una nueva raza de gusarapos es manipulada, criada y custodiada para transformarla en trofeo de caza.
No es habitual que una franquicia vocacionalmente abocada a un consumo doméstico gane puntos en F/X, acción, espectacularidad -no, no he fumado ningún opiáceo- y entretenimiento con cada nuevo episodio. Pero he aquí que 'Tremors' puede presumir -en el que a todas luces pinta a que podría ser su final- de haberse convertido en excepción a la regla, tanto como para que la continuidad de la misma no se viese comprometida por el proyecto paralelo de la opulenta Blumhouse y Kevin Bacon con el realizador Vincenzo Natali, artífices de una secuela en formato de serie de televisión cancelada que nació muerta y no llegó a estrenarse.
Burt es irremplazable. Y esto sólo terminará cuando él lo diga. O como el propio Gross sentencia: el dinero de Universal dejará de llegarles cuando el público que alquila en streaming o le compra en Blu-ray haya desaparecido.
Es así de fácil.
antonio lopez herraiz
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