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Day of the Fight (C)

5,5
775
Documental Documental centrado en la figura del boxeador irlandés Walter Cartier, particularmente en el día en que se enfrentó a Bobby James. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
22 de diciembre de 2013
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Day of the fight es un cortometraje realizado en el año 1951 por uno de los directores más aclamados de la historia del cine: Stanley Kubrick.

Sin embargo el contexto de la película es totalmente diferente al de sus películas más aclamadas como Espartaco (1960), La naranja mecánica (1971) o El resplandor (1980) y es que en el 1951 Stanley Kubrick no dejaba de ser un joven con talento pero que carecía totalmente de presupuesto para afrontar el gasto tan elevado que suponía realizar un film. Por otra parte,The Day of the fight no tiene ninguna característica especial y no anticipa el genio que despertaría tiempo después.

Por aquellos años, Kubrick reafirmaba su carrera como fotógrafo de la revista Look (una revista que intentaba competir en formato con la célebre Life) y seguía viviendo del dinero que sacaba a los Potzer (o Patzer), es decir, a los jugadores de ajedrez inexpertos a los que el futuro director les ganaba día sí y día también para sacarse el dinero suficiente para poder sobrevivir.

El 1949, ya la revista Look había enviado a nuestro joven fotógrafo a cubrir un reportaje fotográfico (Prizefighter) sobre el boxeador de peso medio Walter Cartier (que será el mismo protagonista de The Day of The fight), en el que Kubrick nos mostraba el día a día de un boxeador profesional. La valía de Kubrick viene cuando dos años después, el 1951, decide empeñar gran parte de sus ahorros obtenidos en Look, para pasar la imagen congelada de Prizefighter en movimiento. The day of the fight es pues, el seguimiento de un luchador de boxeo durante dos días. Asistimos al antes y al después, y por supuesto al durante, el punto culminante: La pelea de Boxeo, el combate. No hace falta que hagamos hincapié en la importancia del Boxeo en la sociedad norteamericana de aquellos momentos ni a la parafernalia que suponía asistir a una velada pugilística (este ritual sería lo que más fascinó a Kubrick durante aquellos años).

The day of the fight seguramente no es un gran cortometraje, pero sí uno de los primeros pasos que dió Stlaney Kubrick en el séptimo arte.
Kyrios
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1 de septiembre de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un enfrentamiento de boxeo poco espectacular. Stanley Kubrick tenía 23 años cuando efectúo este documental que ciertamente desmerece. Un día en la vida de un boxeador. Concretamente fue el combate entre Waltier Cartier y Bobby James. Waltier Cartier siempre iba con su hermano gemelo de masajista y entrenador. El documental esta descrito con la clásica voz en off atronadora que solía utilizar el posterior maestro de cine.
amarin
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2 de diciembre de 2023
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306/08(11/11/23) En mi idolatría al maestro Stanley Kubrick tenía pendiente ver los tres cortos que realizó en sus inicios en los 50, y he empezado por este “Day of the fight” de 1951 de apenas diez minutos, cuando el director de “2001’ contaba con 23 años. Una curiosidad ‘arqueológica’ para los completistas que como yo buscan goteo de la genialidad que está por llegar en su filmografía, y en este cortometraje doc deja miguitas de pan de su pericia como es la voz en off, la iluminación seca en fuertes contrastes de grises, y la mirada pesimista al mundo, algo ya reflejado en su primera Obra maestra “The Killing” (1956). Un mini documental en b/n financiado y dirigido por Stanley Kubrick, basado en un reportaje fotográfico que hizo dos años antes para la revista Look. Mientras Stanley Kubrick trabajaba para la revista Look a finales de los años 40 y principios de los 50, se encontró con una sesión de fotos de un combate de boxeo en el que participaba Walter Cartier de 24 años. El artículo, titulado "Prizefighter", se publicó el 18 de enero de 1949. Un año después, Kubrick se puso en contacto con Cartier y le preguntó si le gustaría aparecer en un breve documental para la decadente RKO-Pathé. Cartier estuvo de acuerdo y Kubrick comenzó, en 1950, con lo que se convertiría en su primera película. Se rodó por 1.500 dólares, y al parecer generado gran parte de la plata por lo que sacaba a los Potzer (o Patzer), jugadores de ajedrez inexpertos a los que el futuro director de “The Killing” les ganaba en partidas callejeras.

Si bien la idea de la película fue enteramente de Kubrick, el guión de la narración fue enteramente obra de Robert Rein, sigue el estilo narrativo típico había prevalecido durante los noticieros semanales de los años 40 de "La marcha del tiempo", como de hecho, esa compañía era el comprador originalmente planeado de "Day of Fight". Sin embargo, dado que la compañía cerró ese mismo año, la película fue vendida a RKO Pictures, quien bajo la marca RKO-Pathé, se convirtió en el distribuidor de la película. El guion sigue los arreglos clásicos de los noticieros de su época, mezcla propósitos educativos con elementos melodramáticos, ello por la forma en que da un sentido emocional a este día en la vida del boxeador.

Un relato incisivo, descriptivo de la profesionalidad, algo muy mantra kubrickiano, ello en un desarrollo ajustado, sereno, pero sin pausa, con una voz en off (una de las miguitas, pues en varias de sus obras es fundamental la narración en off) que genera interés del periodista Douglas Edwards (locutor veterano de radio y televisión de CBS. En ese momento, era el presentador del primer programa de noticias diario televisado, que luego se titularía Douglas Edwards with the News y luego The CBS Evening News), con una música que se engarza a la historia maravillosamente de Gerald Fried (conoció a Kubrick a través de Singer, haría la música de los primeros cuatro largometrajes de Kubrick), con melodías de tambores enardecedoras, proyectando en este diario a un protagonista (El peso mediano irlandés-estadounidense Walter Cartier y su hermano gemelo Vincent, que es abogado y ejerce de su manager) que sin hablar una palabra nos importe lo que le pase, haciéndolo empatizadle en la humanidad que se emite a Travers del relato.

Es la síntesis en imágenes del día de un combate para un púgil en Newark, los rituales que sigue antes de la noche de autos, todo ello expuesto por Kubrick con intensidad dramática, exudando por los fotogramas la ansiedad las horas previas donde vemos a un tipo afable que llegada la velada en el cuadrilátero se transforma en una fiera. Kubrick demuestra fluidez en el manejo de cámara en mano, en un ritmo in crescendo, donde a pesar de ser un combate real es capaz SK de imprimir toques estéticos, como cuando coloca la cámara debajo del taburete del ring en que está sentado el púgil (algo similar a lo que filmaría SK en su largometraje “Killer’s Kiss”, hasta que desemboca todo en las hostilidades de los puñetazos, con una edición vigorosa. Y es que a SK exhibe toques de lo que está porvenir en algunas tomas singulares. SK no cuenta algo original, pero es capaz de hacer algo sin mucha chicha que genere interés. Capaz de aprovechar el tiempo de presentación para que nos pongamos de parte de Cartier en el combate, y con ello haya suspense, y en el ring SK tiene cosas que quizás influyeron en Scorsese en su film “Toro salvaje·”.

“Day of the Fight” muestra al boxeador de peso mediano irlandés-estadounidense Walter Cartier durante el apogeo de su carrera, el 17 de abril de 1950, el día de una pelea con el peso mediano Bobby James. Partida la narración en tres partes. En la primera SK a través de la voz de Edwards hace una inserción sobre la historia del boxeo: "Es una forma de ganarse la vida. Para algunos, no es una gran forma de ganarse la vida", dejando clara la ambigüedad que le produce este deporte. Acaba este tramo con el historiador pugilístico Natt Fleischer, mirando un libro de estadísticas del boxeo;…

… Para en la segunda parte seguir la tensión previa a la velada pugilística, desde que se levanta a las 6:00 para desayunar en su apartamento de West 12th Street en Greenwich Village, como se relaja con su perro mientras se hace el examen médico (paradójicamente el narrador habla de la brutalidad que Cartier posee en el ring), en la calle vemos un poste publicidad del combate (plano que calcará SK paras “Killer’s Kiss”), lo acompañamos a misa en la iglesia de Saint Xavier, donde SK muestra su gusto lírico visual en el ángulo bajo en plano holandés de la estatua de María (cual toma mística del boxeador cual mártir), caminamos con él por la Calle Dieciséis y la Sexta Avenida, almuerza en su restaurante favorito de Greenwich Village, el The Steak Joint... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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