Cien veces no debo

El director de "Esperando la carroza" es el responsable de esta comedia costumbrista que se convirtió en un clásico de la cinematografía argentina. Todo comienza cuando la hija única de un matrimonio de clase media queda embarazada y sus padres piensan todo tipo de artimañas para solucionar "el problema". La película cuenta con un reparto muy bueno, encabezado por la mejor actriz argentina, la camaleónica Norma Aleandro, uno de los actores más respetados, Luis Brandoni y la siempre maravillosa Andrea del Boca. Los actores secundarios también se lucen, destacando a Dario Grandineti en el papel del novio de la nena.
La historia es entretenida y divertida, con gags que provocan risas a cada momento.

Alejandro Doria después de hacer la que es para mí una de las mejores películas argentinas, realiza otra adaptación de una obra teatral grotesca, muy popular, además los parecidos no terminan ahí, ya que vuelve el foco nuevamente a la clase media, y a algo que perturba su falsa tranquilidad, en este caso en vez de centrase en los ancianos, se centra en la juventud, aunque no sin dejar de lado a la mediana edad, que es el centro de su crítica, la hipócresía de un matrimonio que ha permanecido junto solo por las apariencias y por mantener lo poco que tienen.
Doria nos muestra con un ojo demasiado grotesco para ser clinico, como unos padres son capaces de cualquier cosa por tratar de que su hija no tenga un hijo de soltera, tanto que hasta llegan a acordar un precio para que esta aborte y se convierta en la amante de un hombre mucho mayor que ella.
Lo que falla aquí, es que la historia se vuelve un grotesco del grotesco, demasiados gritos, demasiado riículas no las situaciones, sino las forman de encararla de los personajes, todos están alterados constantemente, y si bien se entiende que al enterarse de que su única hija a la quentodavía ven como una nena quede embarazada es algo desbordante, pero el error está en que llevan ese desborde demasiado lejos, y temrina perdiendo su sentido e intensidad.
Igual no deja de ser una buena película, aunque solo disfrutable a quienes les guste el humor argentino con tintes costumbrista, sino es mejor que pasen de ella.

La película tiene una excesiva carga de costumbrismo argentino, sin embargo ha llegado a convertirse en una de mis favoritas puesto que tiene chistes y algunos momentos graciosos que la salvan. Otro punto a su favor es que juega con la hipocresía familiar que harán todo lo posible por guardar las apariencias evitando el que dirán de la gente. Lo mejor del filme sin duda alguna es la gran actriz Norma Aleandro.

Acabo de encontrar nuevamente este film visto hace muchos años. Es evidente que la producción quiso reflotar el logro de Esperando la carroza en su estilo grotesco. El guión es bueno pero vistas las costumbres de hoy el tema está desactualizado: hoy día nadie se escandaliza ni asombra del embarazo de una chica "decente".
Veo que se exagera demasiado lo grotesco tanto en las actuaciones de Brandoni y sobre todo de Norma Aleandro que siempre ha tendido a sobreactuar. En cambio sorprende la actuación de Andrea del Boca, habitualmente mediocre en sus papeles de telenovela, acá se destaca por su total adecuación al personaje. En fin, la película divierte y se deja ver como entretenimiento liviano. Hubiera sido mejor hacerla en clave de tragicomedia, más que de grotesco