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Ex Libris: La biblioteca pública de Nueva York

Documental Nos lleva al espectador a la trastienda de una de las más grandes instituciones de conocimiento del mundo. La película examina cómo esta legendaria institución ha seguido con sus actividades habituales adaptándose a la vez a la revolución digital. Muestra que las bibliotecas informan y educan de múltiples formas: libros, conciertos, conferencias, clases y mucho más. (FILMAFFINITY)

Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
8 de octubre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A las 11:00 visité por primera vez en esta edición la sala 1 de Tabakalera para contemplar, mediante invitación, de la única película de la sección Zabaltegi que pude ver: el documental del veterano y venerado Frederick Wiseman Ex libris: New York Public Library, galardonado con el premio FIPRESCI (de la crítica) en el último Festival de Venecia. Un documental mastodóntico, de tres horas de duración sobre los entresijos de la actividad económica, cultural y administrativa de esta célebre entidad en sus respectivas sedes, dónde presenciamos sus diferentes conferencias, clases, entrevistas e iniciativas varias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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26 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El documental "Ex Libris", del veterano Frederick Wiseman, constituye un pacífico paseo, de tres horas y cuarto, por la Biblioteca Pública de Nueva York, organismo centrado en la inclusión y la accesibilidad. Una institución que se presenta guiada, de manera activa y constante, por la idea de beneficiar a cualquiera que busque adquirir conocimiento o habilidades, con independencia de su edad, etnia o estrato social. De hecho, un lugar especialmente orientado a limar desigualdades.

Superando fácilmente la noción de una biblioteca como repositorio de libros, el documental muestra multitud de conferencias, clases, talleres, recitales, presentaciones, encuentros, actividades, etcétera. Una oferta tan variada como las formas que puede tomar el propio conocimiento.Este conjunto de saberes exponen una visión plural del mundo, ajustada a la realidad. “Ex Libris” celebra un espacio que persigue mejorar la vida de la gente, en inevitable contraste con un exterior regido por el extremismo político, la crueldad económica, el odio y la religión.
David Dunn
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23 de febrero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de 2007 me sorprendió un video creado, literalmente, como "iniciador de conversación". Su título es "Information R/evolution". Sus autores eran el profesor Michael Wesch y algunos alumnos suyos.

En cinco minutos y medio desarrollaba, con el fondo de alguna música apropiada de leitmotiv y con un simpático montaje, primero 'analógico' y luego 'digital', una serie de tesis sobre la (r)evolución en el tratamiento de la información a partir del desarrollo de Internet y con ello los cambios en lo que se considera la jerarquía de las categorías y el propio acceso a su creación y a su desarrollo, ya sea en tanto etiquetas o en tanto ramificaciones temáticas. Todo ello, como digo, en un video de 2007, esto es, antes de que los hashtags de twitter se multiplicaran exponencialmente. El video a día de hoy tiene menos de un millón de visitas, trece años después, pero sigue siendo muy capaz de generar conversación.

El documental "Ex Libris" de Frederick Wiseman dura, en cambio, más de tres horas y, formalmente, es preciasamente lo opuesto a aquel pequeño y breve video. Pero da para hablar de lo mismo. Aunque formalmente sean distintos, la clave es la misma: explicar algo que es, totalmente, miscelánea.

Wiseman, en su personalísima línea, descarta la posibilidad de la más mínima narración (y por tanto de la 'intervención'), descarta las infografías, los mapas, los subtítulos o los intertítulos. Descarta cualquier modificación más allá de la que el montaje y sus elecciones conllevan. En su línea, se limita a captar escenas reales, charlas reales, exposiciones reales, gestos reales, detalles reales.

Y así y todo, sin el más mínimo aditivo, nos adentra totalmente en el qué, el cómo y el para qué de la institución que explora y retrata, en este caso la Biblioteca Pública de Nueva York.

Trata obviamente la constante readaptación a los nuevos tratamientos de la informacion, y con ello a las necesidades de las personas usuarias, las necesidades de las empresas y de otras instituciones, y las necesidades totalmente plurales, cambiantes y abiertas de la sociedad en su conjunto.

Sin músicas a no ser que se den en el momento real filmado, sin locuciones en off, sin más que el montaje inteligente y bien rítmico de todas las piezas, el panorama que despliega Wiseman es a la vez perfecto e imperfecto. Es un preciso retrato del paisaje cultural y humano en toda su extensión, pero deja al espectador la tarea de generar con su propia percepción su opinión sobre los aspectos del conjunto: por ejemplo sobre los equilibrios de una gestión público-privada, sobre las brechas sociales y la brecha digital, sobre la conexión-desconexión constante del individuo respecto a las fuentes de información.

Uno puede maravillarse con los pequeños o no tan pequeños episodios del documental, y de sus tres horas (resumen de ni sé cuántas decenas de horas grabadas) uno puede extraer y proyectar muchas más horas posibles de búsqueda de información, precisamente motivado porque también estas tres horas de documento son un "iniciador de conversación".

Una frase clave es la de que "todo es miscelánea". En una biblioteca todo lo es. Y en todos los sistemas públicos de biblioteca del mundo. Y Wiseman nos explica muy bien la esencia de la NYPL, sus 92 localizaciones, sus 53 millones de items y sus innumerables actividades culturales. Y lo cuadra.
Ugrafiator
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15 de enero de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Abrumadora como la propia biblioteca. Hay que reconocer que tiene partes de suma curiosidad e interés, pero hay otras que se hacen excesivamente largas que parecen una memoria audiovisual sin más de las actividades que realiza la Biblioteca que como se puede imaginar son muchísimas y variadas. Reuniones, conferencias, conciertos de piano... que tal vez con sólo esbozarlo hubiera quedado mejor, sin tener que llegar a un metraje excesivo e injustificable y tan abrumador como son la cantidad de libros que tiene la biblioteca
Migue
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