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Black Mirror: Joan es horrible (TV)

Ciencia ficción. Comedia La historia de una mujer anónima que se sorprende al descubrir que una plataforma global de streaming ha lanzado una serie sobre su vida, en la que es interpretada por la estrella de Hollywood Salma Hayek.

Episodio de la Temporada 6 de Black Mirror, estreno en junio de 2023 (Netflix)
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
16 de junio de 2023
50 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
168/20(15/06/23) Interesante episodio reentre de esta serie de culto, aunque la siento que se estanca en su zona media, y termina siendo algo auto plagiadora. Tras 4 años y medio vuelve la rompedora serie, creada por Charlie Brooker (guioniza todos los capítulos), antología de episodios autoconclusivos, con historias y personajes diferentes, versa sobre los peligros que acarrean las nuevas tecnologías. El primer capítulo de la sexta temporada se siente en su desarrollo y revelación con cierto déjà vu, varios episodios han tratado temas similares (en spoiler me extiendo). Trata sobre los peligros de la Inteligencia Artificial, también en la vertiente creadora de guiones, de los deepfake, de gustos de la sociedad por el morbo (por cómo se entera Joan del porqué del título y dinámica carroñera de la serie epónima), por escudriñar en las heridas de la gente, eso del chismorreo para hundir personas llevado a ser cuasi-reality show, pero sobre advierte de los riesgos al firmar de forma mecánica, sin leer términos de tropecientos ‘contratos’ que firmamos por internet, y pueden llevar letra pequeña tóxica.

Dirige la canadiense Ally Pankiw (The Great” o “Feel Good”), con estimables valores de producción, sabe gotear información durante el metraje, para que, tras la aparición de algún bajón, volver a impulsarlo, hace de su (casi) hora de duración algo amena, para desembocar en un final de esos en los que el guion requiere del espectador para que componga un puzle complejo de reflejos. Aunque la sensación de estar ante un refrito de ideas ya remasticadas a lo largo de las 5 temporadas anteriores me asalta. Tiene una actuación central de Annie Murphy que da bien como la pusilánime mujer envuelta en esta vorágine sin comerlo o beberlo, aunque tampoco es que sea especial.

Pone en el centro a una mujer del montón, Joan (Annie Murphy), insegura, en su trabajo despide a una mujer, Sandy (Ayo Edebiri), parapetándose en sus superiores, lleva un mechón rubio por recomendación de su peluquera, está con un hombre, Krish (Avui Nash), que no termina de hacerle tilín, tiene una cita con su ex, Mac (Rob Delaney). con el que se besa, pero lo deja, se siente en realidad, como le dice a su terapeuta como una secundaria de su propia vida. Y la catarsis, que todo espectador de la serie sabe vendrá, llega en forma de que un canal de streaming (Streamberry, diáfano sucedáneo de Netflix) que ve la prota con su pareja estrena una serie “Joan es horrible”, una representación de su pasado día protagonizado por Salma Hayek (interpretada por ella misma), todas las revelaciones de esta jornada le hacen perder a su pareja, su trabajo, y a su amante. Pero la serie diariamente retrata su existencia, y al hablar con un abogado se da cuenta que la letra pequeña del contrato que firmó con Streamberry incluía la cesión de sus derechos de imagen (contrato que caricaturescamente lo vemos en un tocho de cientos de páginas, haciendo chanzas de esos interminables de miles de líneas que nos ponen en internet para que al final demos ‘aceptar’). Lo que ya no explica demasiado bien (siendo benévola), hay que poner en suspenso la credibilidad mínima, es como pueden retratar fielmente su vida, ni que fuera una cámara siguiendo en plan film “Ed Tv”, la explicación es muy vaga. Joan decide emprender una cruzada ‘escatológica’ para hacer que la serie se cancele, ello dándose cuenta que tiene el poder narrativo sobre la misma.

Tiene un buen primer tramo, generándonos empatía esta muy humana protagonista, ser imperfecto y frágil que es Joan. Y cuando da el giro engancha por el misterio de como se ha producido esta situación, luego avanza a medias, algo titubeante, me ha generado cierto gesto de meuca de desconcierto el como pueden saber de la vida de Joan, da algunos tumbos innecesarios. Hay un buen momento por como Joan decide ‘invertir’ en la serie creando una asquerosa secuencia en una iglesia abarrotada durante la ceremonia de una boda. Tiene un humor agradable (excepto este momento animadora), con acidez en algunos momentos, con algunas buenas frases, como es la mejor que ofrece mordazmente Salma Hayek, en lo que parece un ‘dardo’ roast a Netflix: "Han tomado 100 años de cine y lo han reducido a una aplicación!", esto es una crítica extendida a Netflix y todo el tsunami de plataformas de streaming. Avanza hacia un clímax un tanto forzado en su origen, pero que tendrá su sentido en el giro final en la sala del ordenador central de Streamberry. Aunque cuando te pones a pensar en el juego de espejos droste, con implicaciones también ser un remedo de “Matrix” (quien vea la conclusión lo entenderá).

Spoiler:

Momentos recordables: Cuando en este juego de vasos comunicantes vemos a Salma Hayek en la serie “Joan es horrible” ver junto a su pareja (Himish Patel) otra versión de la serie, en este caso protagonizada nada menos que por Cate Blanchett, chocante. Por cierto, Hayek también vendió sus derechos sin darse cuenta, aunque esto es más complicado de creer, pues se supone esta actriz es una estrella y tendría asesores; Tenmos el tramo escatológico que me recordó por su transgresión a “El Himno Nacional”. Joan decide descolocar a la serie y al rol que la encarna Salma Hayek (en realidad un deepfake), para ello se harta de hamburguesas y lo adereza con laxantes. Tras lo que la vemos irrumpir con una bocina en una Iglesia rebosante de gente bien vestida para la boda que se celebra, lleva un vestido de animadora, un pene pintado en la frente, se pone a bailar, tras lo que lo que le entra un apretón y se pone a defecar (gracias a Dios fuera de cámara) en medio del templo.

Rush final: La pareja Salma y Joan deciden destrozar el Gran ordenador que crea la serie con IA. Se cuelan en Streamberry. Oyen a escondidas el porque de la serie de boca de una ejecutiva, Mona Javadi (Leila Farzad),…Tras lo que allanan la sala del Gran Ordenador, allí un operario Beppe (Michael Cera) observa en una pantalla la serie “Joan es horrible”,... (sigo en sona spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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16 de junio de 2023
60 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Floja historia de un 'Black Mirror' en decadencia, que se inclina demasiado hacia la comedia en un intento de parodia de las plataformas de streaming que, si bien es cierto que plantea un futuro cercano inquietante en el tema, dicha inquietud no llega a calar en el espectador, precisamente por el tono desenfadado que en ningún momento invita a la reflexión sobre lo visionado.

Y ese es el mayor desacierto de este episodio, pues un poco más de seriedad, junto a un sarcasmo más afilado, podrían haberlo elevado al nivel mostrado en otras historias de la serie. Que la gente acepta términos y condiciones de toda cuanta aplicación utiliza sin tener ni idea de lo que ponen es un hecho, y que al hacerlo están regalando su privacidad, otro. Tú eres el producto, no al contrario. El punto de partida en verdad es bastante bueno, pena que se tire totalmente por la borda. Además luego meten el tema de las inteligencias artificiales y los mundos virtuales y las ideas se dispersan demasiado. De esa parte podríamos quedarnos con lo del cine interpretado en su totalidad por actores virtuales, perdiendo toda esencia. Igualmente, es otra parte carente de mensaje. El determinismo y la naturaleza de nuestra realidad son otras cuestiones que aparecen por ahí sin rumbo.

Vamos, que esto es un mejunje de ideas mezcladas sin orden ni razón en una comedia ligera que no hace ni reír ni pensar.

Joan es horrible, dice el título. Al menos te avisan.
Biopunk
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20 de junio de 2023
28 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me lllama la atención tantas críticas negativas. Va a ser muy difícil volver a conectarnos con la sorpresa y el asombro que nos produjo La historia de tu vida, El himno nacional o Blanca Navidad, por nombrar solo tres de los enormes capitulos que se me vienen a la mente . Los temas se van acabando y nosotros vamos creciendo en edad y en experiencia sobre lo que este producto nos puede dar. Pero la premisa del capítulo sigue siendo un decente exponente del universo Black Mirror. La omnipresencia del streaming, la exposición grosera de vidas, con o sin consentimiento, los mundos paralelos, un par de giros argumentales, Netflix y Salma tomándose el pelo a sí mismos y un final que cierra bien . No te deja con la boca abierta, no lo hace, pero la pasas muy bien. Yo, particularmente, agradezco el tono de comedia que sirve como ligero aperitivo al intenso drama que habrán de depararnos los capítulos siguientes. ¿Quién dijo que el cyber punk ha de ser horror y sufrimiento? Vamos, que Joan no es horrible y está muy bien.
OLIMPIA
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15 de junio de 2023
29 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva temporada de BM y... ¿arranca con todo?

El punto de partida de la historia, el conflicto que moviliza la trama resulta interesante, aunque también es cierto que ya se han explorado tramas similares en torno a las nuevas tecnologías. Aquí la prota ve reflejada su vida en una plataforma paródica de la misma Netflix. Hasta los Simpsons realizaron un episodio similar en donde Homero es ridiculizado en televisión y se cambia el nombre.

Bajo un tono constante de comedia irónica, la narración avanza con cierta prolijidad, dando muestras de una meta narración en torno a los sucesos: como de pronto la identidad se esfuma gracias a las nuevas tecnologías, meros rostros digitalizados. La idea de vivir una realidad virtual dentro y fuera de los medios es palpable en tanto firma de la serie.

Casi como una amenaza que sobrevuela este tipo de enfoques meta textuales, el episodio se pasa de rosca llevando la suplantación de la identidad hacia los extremos de la filosofía más abstracta. El tono sarcástico de la propuesta hace que ese mismo meta mensaje se transforme en un absurdo que invita, como mucho, a una reflexión jocosa.

Termina por no tomarse en serio a sí misma, ni a la metáfora que de todas maneras busca reflejar. Queda como una oportunidad de reflexión dispersa y viciada. Una reflexión demasiado payasa.
Juan Rúas
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15 de junio de 2023
41 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día, así, sin venir a cuento, Joan se da cuenta de que su vida está siendo reproducida en Netflix a modo de serie, y que cada uno de sus días, se convierte en un capítulo que cuenta su día a día de un modo dramatizado, donde Salma Hayek da vida a una versión de ella carente de empatía y muy antipática.

Hasta aquí, todo bien. A partir de ahí, todo mal. Mucho diálogo expositivo para justificar que el milagro que produce este hecho es, un mago. Así de vago. Así de simple. Así de tramposo. Y para mi esto, desmonta en gran parte la gracia que me acercaba conceptualmente a Black Mirror, su plausibilidad justificada desde un punto de vista ténico-especulativo. En este caso, no se han esforzado lo más mínimo por dar una explicación que no implique suspender sumamente la credulidad. Y entiendo que el público al que se orienta ahora Black Mirror, quizás es un público menos exigente, o que por si mismo, las ideas que lanza Black Mirror, carecen de relevancia en estos tiempos, y sus predicciones ya no parecen tan descabelladas. En el caso de este capítulo aborda temas de los contratos dacroniados con apps a las que cedemos nuestra información privada de modo que las telecos saben todos de nosotros y nosotros mismos hemos dado consentimeinto explícito a todo ello. Quizás es que ya no se puede explicar más alto y claro. Y por esto, carece de interés.

Los actores bastante bien; la progatonista es muy convincente en su rol de Joan. Poco más que decir.

Gustará a gente que nunca se haya planteado los contratos que firman cuando instalan apps/SO/etc y que clickan en aceptar todas las cookies y de repente se den cuenta que el agua, moja.

No gustará, pues probablemente a cualquier persona que esté medianamente informada. Es un capítulo que viene a decirte: El agua moja, ah y quita la sed.
George Michael Bluth
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